LA MOTIVACIÓN
En todas los países en las que no existen estímulos
para trabajar, se promueve la ociosidad.
Ejemplos actuales: Cuba y Venezuela.
Ejemplos del pasado: Unión Soviética.
La falta de incentivos asesina la innovación. Si el
empleado de una fábrica de propiedad social soviética proponía una forma de
mejorar la producción existían dos posibilidades: que su idea falle, en cuyo
caso lo enviaban a Siberia; y si la invención funcionaba, no pasaba nada. El empleado ni su familia prosperaban a menos
que hicieran méritos en el partido comunista.
La motivación para progresar produciendo era inexistente. Esa es
la causa por la que el modelo de la propiedad social de los medios de
producción colapsó en todos los países en el que se lo aplicó.
Analicemos a la mayoría de las empresas públicas del
Ecuador. Como nadie es el propietario,
no existe motivación para que los servidores públicos las administren
correctamente. Su mentalidad es que si
los números siguen en rojo, siempre se les podrá pedir a los contribuyentes que paguen más impuestos.
Adam Smith mencionaba en su libro La Riqueza de las
Naciones que “en las ciudades comerciales e industriales, donde las clases más
bajas del pueblo son mantenidas esencialmente por la inversión del capital, son
en general laboriosas, sobrias y prosperas…En la ciudades que viven del
gobierno y en las que las gentes modestas son mantenidas por su gasto, resultan
por lo general perezosas.”
Cuando predomina el capital, prevalece el trabajo;
cuando lo hace el ingreso, se impone la pereza.
Los capitales crecen con la moderación y disminuyen con el despilfarro y
el desorden.
El capital de una persona solamente puede
incrementarse con el ahorro. Todo lo que
ahorre, lo añade a su capital. Lo puede reinvertir
en su negocio para que sea más productivo o lo puede invertir en el
emprendimiento de otra persona a cambio de rentabilidad. Los dos casos crean empleos adecuados.
Si la conducta de la sociedad es castigar el ahorro y
alimentar al perezoso con el dinero del trabajador, no solamente tiende a empobrecerlo
a él, sino al país. Por eso es que el
bono al desarrollo humano nos perjudica a todos.
Si en un país se fomenta la improductividad, el dinero
saldrá en dirección a lugares donde el capital sea rentable, a pesar de
cualquier restricción para evitar su salida.
Buena parte del ingreso del sector público del Ecuador
se dedica a mantener trabajadores improductivos. Como esas personas no producen, viven del trabajo
de otras personas. Si se multiplican
innecesariamente, consumirán vía impuestos una cuota tan importante del capital
de los contribuyentes, que terminarán haciendo desparecer a los trabajadores productivos.
Motivar la productividad, competitividad y el ahorro
es el reto actual.
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