LA MASHICARD

Celebran el aniversario de los nueve años en el poder y uno se pregunta quién paga esa fiesta. Mientras el país exige austeridad fiscal, siguen argumentando que la recesión es consecuencia de factores externos.  Si tuviéramos los diecisiete mil millones en reservas que atesora Bolivia, estaríamos en mejor situación frente a la caída del precio del petróleo.  Una materia prima que tiene grandes fluctuaciones en el precio del mercado.  Creyeron que el premio gordo de la lotería era inagotable. 

El modelo económico fue sustentado en el alto precio del petróleo.  No se fomentó la productividad, ni la competitividad.  Cuando le preguntan al presidente qué hizo en ese sentido, responde que construyó hidroeléctricas. Lo cual está bien, si olvidamos los precios exorbitantes del proyecto, pero la pregunta es otra: ¿Cómo se impulsó al sector privado? Y la respuesta es que se lo castigó con leyes laborales inflexibles, restricciones comerciales y una fuerte carga tributaria.

Si la justificación del timbre cambiario es para impulsar las exportaciones ¿por qué no se firma un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos de América, que es nuestro principal cliente?  Eso apoyaría a los exportadores, no el timbre cambiario.

El gobierno alega que como el paciente tiene fiebre de cuarenta grados, debe medicarlo.  El sector productivo responde que la medicina con la que se quiere curar al enfermo es experimental y además causará reacción alérgica.

Es que el poder ejecutivo se niega a aceptar la realidad: hay que reducir el gasto público.  Se defienden declarando que no quieren despedir a los maestros y a los médicos.  Estamos de acuerdo.  Aspiramos a que se eliminen el exceso de ministerios, subsecretarias e instituciones públicas que nadie entiende para qué sirven, excepto para obligar a sus funcionarios a votar por los candidatos verde flex.

El presidente ya explicó el remedio: si está desempleado, no reduzca el gasto doméstico: use su tarjeta de crédito.  La misma estrategia con la que administra  el tesoro público.  Olvídese de producir.  Todo se soluciona con deuda, castigando a las futuras generaciones, pero no nos explica cómo se pagarán esas obligaciones con elevados intereses.

El país requiere un marco legal que permita el desarrollo de cualquier actividad empresarial generadora de empleo y recursos para pagar las deudas.  Solicitamos facilitar la productividad y competitividad: no dádivas, ni privilegios. 


Comentarios

Entradas populares