AYLAN KURDI
Lo que más me impactó el 2015
fue la foto de Aylan Kurdi. El niño
kurdo de tres años que apareció muerto en una playa de Turquía. Mi hija menor tiene cinco años. Esa imagen genera un pensamiento en los que
somos padres: “pudo haber sido mi hijo”.
También fallecieron su madre y su hermano de cinco años. Solamente sobrevivió el padre, que intentaba
alejar a su familia de la guerra islámica.
Buscaba la paz.
El egoísmo mató a estas
personas. El de los gobernantes sirios y
del mundo con sus fronteras. Es
incorrecto que la doctrina prime sobre la realidad, el ser humano y la
libertad. No podemos permitir que nos
dividan. Que nos adoctrinen y demos por
sentado que los musulmanes son nuestros enemigos y viceversa. Son injustos los bombardeos sobre el
territorio sirio, así como los actos terroristas cometidos por ISIS o cualquier
otro grupo radical. La foto de Alan es
un ejemplo sobre las víctimas inocentes que este comportamiento cobra. Demuestra lo inhumanos que nos hemos vuelto
los seres humanos. ¿Cómo podemos dejar
de ayudar? ¿En qué nos hemos convertido?
También vi otro vídeo: el de
una niña con asma, rodeada de polvo, después de un ataque ruso en Siria. Su padre la abrazaba impotente mientras
estaba sentado en una acera. La niña
murió sin que su progenitor pueda hacer nada.
Solamente estrecharla junto a su pecho, mientras su abuelo los consolaba.
Observo a mi hija dormir. En una época que recordamos el amor por el
prójimo. Agradezco el no tener que vivir
ninguna de las situaciones descritas, pero me preocupa que el gobierno no
entienda que el principal anhelo de las personas es una economía saludable en libertad. Algo que el guayaquileño José Joaquín de
Olmedo venía alegando ante las Cortes de Cádiz desde 1812 para abolir las
mitas: ¨¿Hasta cuándo no entenderemos que solo sin reglamentos, sin trabas, sin
privilegios particulares pueden prosperar la industria, la agricultura y todo
lo que es comercial, abandonando todo el cuidado de su fomento al interés de
los propietarios?¨
Nuestro país tiene sus propias
tragedias opacadas por la propaganda oficial.
Podremos ayudar cuando decidamos remar en la misma dirección. Es mi deseo que Dios ilumine a nuestros
mandantes para que tomen las medidas correctivas necesarias para lograr el buen
vivir. Lejos del dogmatismos que han
logrado el encarecimiento de los productos y la disminución del comercio en
perjuicio de la población. De nuestros
gobernantes depende nuestra alegría o malestar.
De mí depende enviarle las mejores energías posibles. Rezaré por un
excelente 2016. ¡Felices fiestas!
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