LO PEOR DE LOS DOS MUNDOS
El salario básico unificado (SBU) es una herramienta
fundamental para garantizar el bienestar de los trabajadores y sus familias.
Sin embargo, su fijación no debe responder a criterios políticos, sino
técnicos, que consideren la realidad económica del país y de las empresas. De
lo contrario, se corre el riesgo de generar más desempleo, informalidad y
pobreza.
Según el último reporte del INEC, el 65% de la
población económicamente activa no tiene un empleo adecuado. Esto significa que
no reciben el SBU, ni beneficios sociales, ni seguridad social. Aumentar el SBU
sin tomar en cuenta la capacidad de pago de los empleadores podría agravar esta
situación, al reducir la demanda de mano de obra formal y aumentar los costos
laborales. Por ejemplo, el FMI ha
advertido esta semana que el alza del salario mínimo en Europa Central prevista
para el próximo año puede causar inflación o pérdidas de empleo.
La decisión sobre el SBU debe tomarse en el seno del
Consejo Nacional del Trabajo y Salarios, donde participan representantes de los
trabajadores, empleadores y Gobierno. Este órgano debe analizar los indicadores
económicos y sociales, así como las proyecciones de inflación y crecimiento,
para determinar el incremento salarial más adecuado. En caso de no haber
consenso, se debe aplicar lo que establece el artículo 118 del Código del
Trabajo: ajustar el SBU según el índice de precios al consumidor
proyectado. La fijación de orden
político afecta el ecosistema de negocios y tampoco genera popularidad
política, porque la mayoría de la población económicamente activa no tiene
empleo adecuado y medidas antitécnicas como estas la alejan más de
obtenerlo. Lo peor de los dos mundos.
Los negocios están siendo afectados por los cortes de
energía eléctrica y la inseguridad.
Probablemente también los perjudicará el fenómeno de El Niño. Los Gobiernos deben reconocer esos factores e
implementar medidas técnicas que mejoren el clima de inversión y la
productividad, para que las empresas puedan crear más empleo formal y mejorar
las condiciones laborales de los trabajadores. Solo así se podrá lograr un
desarrollo sostenible e inclusivo para eliminar las brechas sociales.
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