¿POR QUÉ NOS CASTIGAMOS?
El sistema de capitalización individual chileno ha
generado US$ 250.000 millones de dólares.
La mayor creación de riqueza en beneficio de los trabajadores. De ese monto, el 72 % es originado por la capitalización
de los aportes con un interés compuesto y el saldo, del 28 %, es resultado de
los aportes propiamente.
Es decir, los trabajadores han recibido una altísima
rentabilidad gracias al sistema y por haber emprendido la privatización de las
“empresas estratégicas” como las nuestras, que perdían dinero de los
contribuyentes.
Ese capital representa el 90 % del PIB chileno. US$ 210.000 millones de dólares están en los
fondos de pensiones y US$ 40.000 millones de dólares en las compañías de
seguros para cubrir las rentas vitalicias del sistema de capitalización.
El nuevo sistema elevó como cohete la tasa de
crecimiento económico desde su creación en 1980 y evitó la quiebra del Estado
chileno. También eliminó las bases
sindicalistas, porque los chilenos se convirtieron en trabajadores-propietarios
de empresas dentro y fuera del país.
Mediante un App conocen los resultados de las acciones de sus empresas,
mientras financian el crecimiento nacional.
Con esa herramienta también cada trabajador puede proyectar sus fondos
según la edad de jubilación que desee.
Treinta países han adoptado el modelo chileno de
capitalización en sus sistemas de pensiones, porque el sistema de pensiones de
reparto, creado en 1881 por el príncipe Otto von Bismark, ha quebrado o se
dirige a una quiebra descomunal en los países como Ecuador, que lo mantienen vigente a través del
monopolio público del IESS.
El sistema de pensiones de ahorro individual chileno
está pagando un total de 1.300.258 pensiones, incluyendo 892.503 de vejez,
136.242 de invalidez y 271.513 de sobrevivencia.
A ese sistema se encuentran afiliados 10,7 millones de
trabajadores, de los que cotizan un total de 5,4 millones de trabajadores,
quienes aportan a sus cuentas individuales un 10 % de su remuneración y rentas
imponibles. La rentabilidad de los fondos ha sido de 8.2 % real promedio anual
desde comienzos del sistema.
El sistema ha logrado resultados de pensión superiores
a los estándares recomendados por las entidades internacionales de seguridad
social. Por ejemplo, mientras la
Organización Internacional del Trabajo (OIT) ha aconsejado que los sistemas de
pensiones paguen entre el 40% (Convención No. 102) y el 45 % (Convención No.
128) de la remuneración de referencia a las personas con 30 o más años de
cotizaciones, el sistema de pensiones chileno está pagando, en promedio, un 78
% del último salario (bruto) a sus pensionados de vejez con más de 25 años de
cotizaciones.
Ese resultado, que ha sido posible con una tasa de
cotización significativamente inferior a las del antiguo sistema de pensiones
de reparto y a la de la mayoría de los países desarrollados (el promedio de
tasa de cotización para pensiones en países que componen la Organización para
la Cooperación y el Desarrollo Económico, OCDE, es del 18,4%), se explica
principalmente por un buen resultado en la gestión de inversiones de los fondos
de pensiones privados. De hecho, la
mayor parte del total del fondo de pensiones acumulado en las cuentas individuales
de los afiliados, corresponde a ganancias de rentabilidad.
Mientras tanto, vemos como el IESS nos cobra mucho más
sin que existan esperanzas de pensiones dignas o un alto a los actos de
corrupción en esa institución. Es
incomprensible por qué permitimos que sigan castigando así a los trabajadores
de nuestra sociedad. El cambio al
sistema de capitalización es imprescindible si queremos hablar de una verdadera
justicia social.
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