LA HISTORIA DE BARACK
Nació en Hawai.
Su abuelo sirvió en el ejército de Patton. Su abuela trabajó en una cadena de montaje
durante la segunda guerra mundial. Su
padre, fue pastor de cabras en Kenia. Sus
padres tuvieron fe en que una buena educación podía significar una mejor
calidad de vida para un hijo que no había nacido en una familia rica o con
contactos.
Nunca se presentó políticamente como un marginado,
sino como la encarnación del sueño americano.
Recordó a los votantes que el país no podía quedar dividido entre
demócratas y republicanos. Que los unía
la condición humana. El interés del
bienestar de toda la sociedad mediante el diálogo.
Y así, se convirtió en el quinto legislador
afroamericano en el Senado de los Estados Unidos con una votación impresionante
y el primer presidente de su etnia.
Es vital crear espacios para que los Obamas que vivan
en Ecuador puedan desarrollar su potencial.
De la nacionalidad que sean.
Aprovechar a ese posible Steve Jobs venezolano que está buscando una
oportunidad para crear un imperio.
Requerimos sentido común. Reglas simples que faciliten trabajar
formalmente. En las que primen el
interés del individuo y no del Estado obeso al que nos vemos obligados a mantener
con nuestro esfuerzo a través de impuestos excesivos que se revierten en gasto
público improductivo.
Ciertos políticos ecuatorianos quieren seguir en
eso. No apuntan al bienestar común sino
a lograr su comodidad propia, y para eso, están dispuestos a mantener el estado
actual de las cosas. Sin considerar que
eso llevaría a medidas de shock como las que vivió Grecia hace pocos años.
Una sociedad austera que ofrece oportunidades sin caer
en dádivas para quienes no las necesitan, es una nación que avanza.
Pareciera que el señor presidente de la República no
aspira a reelegirse. No necesita ser
políticamente correcto. Puede tomar las
medidas económicas adecuadas, en forma gradual para que estos desfases, que
vienen desde el gobierno anterior, se corrijan sin impactar a los que menos
tienen.
Ese sería el mejor regalo de Navidad: actuar con
patriotismo. Desechando los consejos de
los cortesanos que obran en favor de su provecho personal o peor aún, que
desconocen la gravedad de la situación económica actual.
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