INVERSIÓN EN IDEAS
Uno tendría que preguntarse cómo se afianzó un
gobierno como el de la última década. La
respuesta es la falta de interés en el control del contenido de la educación. Hemos dejado que la izquierda se apodere de
los hechos, datos y conceptos que aprenden nuestros estudiantes. Como si aquello careciera de consecuencias.
Hay que realizar un autoanálisis que nos permita
conocer si los actos u omisiones de cada uno de nosotros impulsaron el
populismo, que en este caso, tuvo la etiqueta de socialismo del siglo XXI. Un régimen promovido por un caudillo
autoritario, generador de odios, que concentró en sí el poder de todas las
funciones del Estado con fines estatistas y que casi nos saca de la
dolarización. Una fórmula que descalabró
la economía, a pesar de haber tenido la mayor cantidad de ingresos de la
historia republicana.
Es vital que las ideas de libre mercado se promuevan desde
los colegios, universidades y los tanques de pensamiento. Buscar que los educandos se convenzan que el
crecimiento económico en libertad es la solución.
Las ideas y las palabras de una sociedad son las que
la estructuran. Por eso es vital
interesarse del origen de las ideas. Siempre alguien las impulsa. Si a usted le preocupa el país, debe
encontrar formas de promover las suyas.
El que las generaciones anteriores se hayan descuidado
en este sentido, es lo que permite que la mayoría de la población perciba que
las personas que tienen dinero, lo adquirieron cometiendo algún delito. Incluso algunos ricos se sienten culpables de
su éxito. No comprenden que lograron
acumular dinero gracias al libre mercado.
Su remordimiento hace que financien a los partidos de izquierda.
No es el mismo caso de los que se acomodaron con el
socialismo del siglo XXI: los sabidos.
Aquellos que prestaron aviones o solicitaron al gobierno la imposición
de salvaguardias, para privilegiar sus negocios en perjuicio de la mayoría. Las salvaguardias restaron poder adquisitivo
al ciudadano y competitividad al país.
Tan pronto fueron desmontadas y se redujo el IVA, la economía comenzó a
crecer levemente.
El liberal no es un conservador, es un rebelde. No está a favor de los empresarios, sino del
libre comercio. Hay que propender a
crear un ecosistema de empresas legítimas.
Favorecer a la honestidad. Que las
compañías compitan equitativamente para justificar su existencia en el
mercado.
Una sociedad justa es aquella que se preocupa por
todos. Especialmente por los
marginados. Hay que sacar a los pobres
de la pobreza, no porque exista la posibilidad de que se conviertan en comunistas,
sino porque es lo moral.
¿Cómo se logra eso? Preocupándose por los olvidados. Evitando que el Estado dilapide y sea
corrupto bajo el manto de complicidad de todas las funciones del Estado.
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