THE TRUMAN SHOW
La corrupción aleja la
inversión. Nadie quiere invertir en un
país corrupto. No podemos seguir juzgándola solamente por
intereses políticos, sin que la función Judicial, de Transparencia y la Asamblea
cumplan con su respectivo deber de proteger los intereses de la ciudadanía. En ese sentido, llama la atención que haya
sido el presidente de la Asamblea quien trajo a CAPAYA y no el fiscal.
Mientras tanto, otros países
de la región se esfuerzan en ser más competitivos y productivos. Perú y Colombia, por ejemplo, además de tener
un acuerdo con la Unión Europea, tienen un TLC con los Estados Unidos de
América, nuestro principal socio comercial.
Además, pertenecen a la Alianza del Pacífico. Ecuador no participa de esa iniciativa,
aunque nos baña el Pacífico.
El SGP de Ecuador con Estados
Unidos vence el 31 de diciembre. Es
vital renovar el Sistema Generalizado de Preferencias con ese país para evitar
la pérdida de cientos de miles de empleos adecuados directos y otros miles de
empleos indirectos. Al no contar con
estas preferencias, perjudicaríamos nuestra competitividad y otros países de la
región aprovecharían para vender sus productos a nuestros compradores en esos
mercados. Es por eso que debemos definir
una hoja de ruta para firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos y con la
mayor cantidad de bloques comerciales.
Las salvaguardias, la
tramitología excesiva, el incremento del IVA y del ICE ocasionaron el
decrecimiento económico. Lograron que
disminuya la recaudación tributaria como consecuencia de la desaceleración del
comercio y el desempleo. Nadie está
dispuesto a comprar productos que terminan costando demasiado por el exceso de
impuestos y restricciones al libre comercio.
Chile en cambio, tiene
aproximadamente sesenta acuerdos de libre comercio, que le permiten vender a
4500 millones de consumidores en el mundo.
No solamente a dieciocho millones de chilenos. De esa manera, los chilenos también tienen
acceso a los mejores productos del mundo a un precio económico.
Gracias al NAFTA, el 80 % de
las exportaciones no petroleras de México van a Estados Unidos. Aquí nos rasgamos las vestiduras porque el
precio del barril del petróleo cayó. Como
si no existieran más productos para vender.
Lo que pasa es que en este caso, lo malbarata el Estado; por eso es el
drama.
Al gobierno anterior no se le
ocurrió que los acuerdos de integración comercial son una forma de exportar más
y facilitan la producción nacional a través de la importación de bienes de
capital y materias primas más económicos.
El socialismo del siglo XXI ha
tratado mal al sector privado. El sector
público, en cambio, ha vivido en fiesta durante diez años, con el cuento de que
es el motor de la economía; lo cual es imposible, porque el Estado vive de
nuestros impuestos. Hoy debemos analizar
si realmente no tenemos recursos en las arcas públicas o si estas se encuentran
mal administradas gracias a la corrupción y la negligencia. Todavía queda grasa por cortar en la
administración pública y vías por transitar, como las concesiones al sector
privado, para que el gobierno use sus recursos en favor de los más necesitados
de la sociedad.
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