LA CORRESPONSABILIDAD
Si una institución gana diez y
anhela realizar obras benéficas de la más alta necesidad social, que cuestan
doce, no puede sobrepasar sus ingresos.
Si desea ayudar más, debe crecer económicamente. Lo contrario suscita déficit o la
quiebra. Lo mismo ocurre con el Estado o
la economía doméstica.
Todas las funciones del Estado
tienen la responsabilidad de promover el crecimiento económico. No la redistribución de la riqueza, porque eso
evita que existan nuevos recursos para ayudar a la sociedad.
Si las empresas crecen,
generan más empleo adecuado y tributos.
Al atacar su productividad y competitividad sucede lo contrario. ¿Qué se requiere? Derogación del anticipo del
impuesto a la renta, Ley de Plusvalía, Impuesto a la Salida de Divisas, reducción
de la tramitología y eliminación de las restricciones al libre comercio. Esas serían señales correctas que fomentarían
la inversión. El diálogo está bien, pero
se requiere acción inmediata.
El socialismo del siglo XXI
afirma que la supresión de impuestos origina un hueco fiscal, pero es el Estado
quien debe estar al servicio de los ciudadanos y no lo contrario. Me explico: el gobierno anterior recibió más
ingresos que cualquier otro gobierno en la historia republicana, sin embargo,
triplicó el gasto y cuadriplicó la deuda pública. ¿Por qué los ciudadanos debemos pagar esa
fiesta? ¿No le corresponde al Estado ajustarse a un presupuesto, como a todos?
Cada individuo es responsable
de sus acciones. Cumplimos un rol específico
en la sociedad. No todo depende del
presidente de la República. Si eso fuera
así, viviríamos en una monarquía y no en un sistema republicano.
Cuando cada uno es responsable,
se pueden juzgar mejor las acciones de las personas. Por ejemplo: si algunos funcionarios públicos
continúan gastando a manos llenas, cargándonos con impuestos que nos hacen
menos competitivos y productivos, es claro quiénes son los culpables de la
situación económica actual. No merecen nuestro
voto en las próximas elecciones. O si el
fiscal y la función judicial no actúan conforme a Derecho contra aquellos
servidores públicos que tienen graves indicios de responsabilidad penal,
sabemos quiénes son los encubridores a los que la ciudadanía debe juzgar como
tales.
Al sector privado le
corresponde invertir, crear empleo adecuado y pagar impuestos. Los comerciantes
hemos sacado un PhD en ñeque en la última década. Pero el sector público ha
incumplido su parte. Quiere que le
sigamos pagando su doce vita en perjuicio de la mayoría y en el camino, no
fomentan la seguridad jurídica en dos vertientes: la pausa normativa que crea certidumbre
para poder invertir y la obligación de proveer justicia. Si no existe justicia, nadie tendrá la
tranquilidad de no ser perseguido cuando denuncie actos de corrupción. En estos últimos diez años ha sucedido lo
contrario.
Una sociedad no puede estar
gobernada por corruptos. La cosa pública
tampoco es la hacienda particular de ciertos burócratas. Se envía el mensaje equivocado a quienes
quieren ser honrados, que son la mayoría.
Hay que castigar a los delincuentes, para que quede claro que no
toleramos esa conducta. Esperamos que
todas las funciones del Estado comiencen a cumplir con los juicios políticos y
penales que están pendientes. Hasta eso,
algunos miembros del oficialismo no tienen derecho a hablar de
corresponsabilidad. Primero cumplan para
lo que fueron elegidos o contratados.
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