CORRUPCIÓN
Los socialistas creen que
pueden planificar nuestras vidas porque parten de la premisa de que somos
iguales. Como cuando los marketeros del
pasado le decían a uno que un chico de veinte años estaba en el segmento al que
exclusivamente le gustaba el rock. La
realidad es que ningún individuo es igual.
Alguien de veinte años puede ser adepto a cualquier género
musical. Es incorrecto encasillar a las personas. Esa es la causa por la que el
colectivismo propuesto por la izquierda jamás ha funcionado. Tenemos intereses diferentes.
Somos iguales desde el punto
de vista de los derechos humanos. La
libertad implica derechos como el permitirnos estudiar lo que nos guste y gastar lo ganado legítimamente en lo que
queramos, sin que nadie nos critique. El
modelo de libre mercado precautela el derecho a la propiedad. El Estado es el servidor, no el amo.
Obedecer un plan delineado por
un sabelotodo del sector estatal o distribuir la pobreza, jamás motivó la
prosperidad. Pensamos y decidimos solos. Ningún Estado ha inventado algo. Son los individuos quienes, en un ambiente de
libertad y seguridad jurídica, innovan.
Estos últimos meses se han
difundido pruebas de la corrupción de quienes pretenden dirigir nuestras
vidas. Son personas que participan en un
sistema que evita que exista un poder judicial independiente para procesar las
denuncias de delitos cuyas evidencias provienen del extranjero.
Es vital lograr la
independencia de poderes para controlar el desmadre que vivimos gracias a la
ruptura de la institucionalidad. No se
encausa a quienes tienen graves indicios de culpabilidad sino que se los deja
escapar; se desacredita a los denunciantes y se aviva la propaganda defendiendo
las omisiones del régimen. Una justicia
dirigida por una persona no es justicia.
No puede ser que el crimen
pague sin consecuencias. Que convertirse
en un funcionario de gobierno sea una forma fácil de enriquecerse, haciendo
sentir como tontos a los que trabajamos honradamente. Tampoco es posible que la mayor parte del
tiempo el sector privado tenga que enfocarse en defenderse del socialismo del
siglo XXI, en lugar de buscar más y mejores formas de producir.
Este gobierno, que ha
demostrado proteger a los idearios corruptos, es el que nos complica la
vida. Ha generado y generará toda clase
de impuestos. Los tributos y la
inflexibilidad laboral nos han restado poder adquisitivo, desmejorando nuestra
calidad de vida. Los mandatarios fueron
elegidos para crear la mayor cantidad de oportunidades con el fin de que todos
progresemos. No lo contrario.
Ser funcionario público
debería ser un honor para el ciudadano.
La mejor forma de servir a la población.
Un ejemplo para los menores. Una
sociedad con la visión actual, está condenada al fracaso.
Las elecciones son una
oportunidad para conseguir el cambio político que cure estas taras. Alcanzar un modelo de honestidad precautelado
por un poder judicial imparcial nos
convertirá en una nación más grande en todos los sentidos. El peculado, el cohecho, la concusión y el
lavado de activos de quienes promueven la envidia, no debe prevalecer. La
libertad y el respeto al derecho a la propiedad privada sí. Esperemos que el 2017 nos depare un futuro
mejor. Por el bienestar de nuestras
familias.
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