OTRA CUBA LIBRE POR FAVOR
Deberíamos estar en la Alianza
del Pacífico. Las cuatro naciones fundadoras
reúnen el 40 % del PIB de Latinoamérica.
Si se las contara como un solo país, sería la novena economía del
planeta. La conforman Chile, Colombia,
Perú y México. Los cuatro pumas de
América Latina. No como el milagro
ecuatoriano, que cuando el precio del petróleo cayó, mostró su dependencia a un
producto y la carencia de enfoque gubernamental hacia la productividad.
Cuba y Estados Unidos
reestablecieron relaciones diplomáticas y reabrieron sus respectivas
embajadas. Bolivia está interesada en
firmar un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos. Churchill, un tremendo anticomunista, se alió
con Rusia, cuando fue necesario durante la segunda guerra mundial. Los países tienen que ser pragmáticos. El sentido común es la mejor ideología en
defensa del bienestar de los gobernados.
Por eso, no veo la razón por la cual no comencemos a negociar un acuerdo
con nuestro principal socio comercial: Estados Unidos de América.
Aplaudo la resolución
favorable de la Comisión de Comercio Internacional del Parlamento Europeo con
el fin de que Ecuador continúe el proceso de incorporación al convenio de
adhesión de acuerdo multipartes, resultado de la exitosa gestión de seguimiento
del frente económico.
Todavía falta cumplir con los
planes de acción presentados por Colombia y Perú, en los que existen exigencias
pendientes, como un mayor respeto a los derechos humanos, derechos de la
naturaleza, libertad de expresión e independencia judicial; acatar convenios con la OIT, acuerdo
multilaterales y derechos del Derecho Internacional. Hemos avanzado en puntos
importantes que fomentan la innovación, como es la reforma del Código Orgánico
Integral Penal, en lo relacionado a la propiedad intelectual.
Los comerciantes ecuatorianos
quieren venderle al mundo. Requieren un
Estado facilitador, que logre la mayor cantidad de acuerdos comerciales para
ampliar el número de consumidores de los bienes y servicios que producimos. Eso atraerá la liquidez que el país precisa. Para lograr ese objetivo, es vital derogar
las salvaguardias, antes de que llegue el fenómeno de El Niño o pueda hacer
erupción el Cotopaxi. Revocar las normas
técnicas y cualquier restricción al libre comercio, que intente limitar las
importaciones, causando desempleo. Derogar
el impuesto de salida de divisas, que deprecia cada dólar invertido desde el
exterior en un 5%. Eliminar el anticipo
de impuesto a la renta (una aberración) y realizar una pausa normativa que
permita producir eficientemente al sector privado. Reducir el gasto fiscal para eliminar el déficit
en el presupuesto estatal es fundamental.
En ese clima de negocios, el
empresariado ecuatoriano sabrá responder a la competencia de un mundo
globalizado, pero es importante que el gobierno apoye con una política
económica correcta en beneficio de todos.
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