ES LA ECONOMÍA, ESTÚPIDO
Somos testigos de la
disminución de ventas y empleos. El
riesgo país continúa subiendo. No vemos señales
de interés por firmar los acuerdos comerciales que el país requiere para
incrementar su mercado de consumidores.
Tampoco la intención de fomentar la productividad y el libre comercio.
Mientras tanto, los titulares
en los medios presentan el proyecto de alianzas público privada como panacea. El
proyecto de Ley de alianzas público privadas debería mantener la simplicidad de
lo establecido en la Ley de Modernización vigente desde 1993. El capítulo V de ese cuerpo legal (De la Desmonopolización,
Delegación de Servicios Públicos a la Iniciativa Privada y Privatización), contempla
desde el artículo 41 hasta el 48, la posibilidad de la participación del sector
privado en la explotación de servicios públicos. Ese modelo fue usado exitosamente en procesos
como los de la telefonía celular, autopistas, agua potable, etcétera, y permite
utilizar cualquier figura contractual por el derecho administrativo. Solamente habría que promulgar los beneficios
tributarios y tendríamos una mejor alianza público privada que la que el
proyecto ofrece.
El artículo 41 de la Ley de
Modernización vigente establece que “El Estado podrá delegar a empresas mixtas
o privadas la prestación de los servicios de agua potable, riego, saneamiento,
fuerza eléctrica, telecomunicaciones, vialidad, facilidades portuarias,
aeroportuarias y ferroviarias, servicio postal u otras de naturaleza
similar. La participación de las
empresas mixtas o privadas se hará mediante concesión, asociación,
capitalización, traspaso de la propiedad accionaria o cualquier otra forma
contractual o administrativa de acuerdo con la ley. El Estado cumplirá con su obligación de
atender la educación y la salud pública de los ecuatorianos conforme los
mandatos de la Constitución y sin perjuicio de la actividad que, en dichas
áreas, cumpla el sector privado.
La exploración y explotación
de los recursos naturales no renovables cuya propiedad inalienable e imprescriptible
pertenece al Estado, podrá hacerse a través de empresas públicas, mixtas o
privadas”.
Después de leer este y los
siete artículos subsiguientes de la Ley de Modernización, uno llega a la
conclusión de que el proyecto de alianza público privada es una distracción
legal más, que intenta anteponer el dogmatismo izquierdoso al sentido
común. Los indicadores continuarán
cayendo hasta que suceda lo contrario.
Los únicos que seguirán viviendo como reyes serán los servidores
públicos, quienes subsisten de la productividad ajena.
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