EL NERVIOSO SEÑOR DON DINERO
Según el Fondo Monetario
Internacional, el PIB de Bolivia crecerá 4.1 % en el 2015. También crecerán Paraguay, Colombia, Perú,
México, Chile, Uruguay, los países de Centroamérica y el Caribe. Los perdedores serán Argentina 0.4 %, Brasil
-3.0 %, Ecuador -0.6 % y Venezuela -10 %.
Argentina, Ecuador y Venezuela
son parte de un grupo de gobiernos con visiones similares. Su modelo ha fracasado. Incluso Cuba, el gran ejemplo de sociedad
igualitaria para esos países, coquetea con los gringos.
Evo Morales, con estudios de
bachillerato, tiene ahorrados quince mil millones de dólares, mientras la
economía de su país es la que más crece en la región. Además va a someter a referéndum su
reelección, a pesar de tener mayoría en el congreso. Usa el sentido común, más que títulos
universitarios. Aquí, en cambio, tenemos
una concentración de tecnócratas que se dedicaron a la dolce vita financiada
con los ingresos petroleros extraordinarios.
Hicieron poco por incrementar la productividad del sector privado. La atacaron hasta lograr quiebras y reducciones de personal.
Dicen no ser los culpables,
aunque recibieron trescientos treinta mil millones de dólares entre ingresos
petroleros, impuestos y préstamos.
Solamente queda el chuchaqui de la fiesta. La desilusión de habernos gastado el premio
gordo de la lotería, mientras quisieran seguir derrochando como un Estado rico.
Hablan de golpes externos,
pero el precio del petróleo cayó a los niveles del año 2007: cuarenta y cinco
dólares. Su reto es reducir el tamaño del Estado y eliminar toda restricción al
libre comercio: salvaguardias, cupos y normas técnicas. Recordemos que el sector público es el mayor
importador. Las salvaguardias sirven
para recaudar más impuestos disimuladamente.
La balanza comercial de los países dolarizados de la región es
deficitaria y sin embargo, su economía crece.
El Ecuador no es pragmático en su gestión pública y por eso decrecemos.
Hagamos una pausa
normativa. Reduzcamos la presión
tributaria. Eliminemos el ISD, que más
que evitar que los dólares se vayan, impide que la inversión extranjera
venga. No confrontemos,
incentivemos. Enviemos señales de
confianza para que regresen los treinta mil millones de dólares que los
ecuatorianos enviaron al exterior. Ese
dinero podría ser invertido en negocios en marcha. Administrados por ecuatorianos que conocen el
mercado. Permitiendo la reactivación del
empleo digno.
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