EL ECOSISTEMA
En una publicación del Journal of Personality and Social Psychology, psicólogos
estadounidenses y alemanes confirmaron que las mentes creativas florecen en
ciertas ciudades o espacios. Lo cual
termina con el mito del genio solitario.
Las mentes creativas se nutren de otras mentes innovadoras en
vecindarios llenos de energía creadora que experimentan, toleran fracasos y triunfan.
Los genios, aunque nazcan con
una inteligencia extraordinaria, no producen inventos transformadores para la
humanidad por sí solos, sino cuando están rodeados de mentores, colaboradores y
competidores. Para atraer los talentos también se requieren centros de estudios que
inviertan en investigación y educación de calidad. Un ambiente económico que
propicie las inversiones de riesgo, una legislación que aliente la creación. Palo Alto, California, congrega la mayor
cantidad de innovadores del mundo. El 50
% de la población del área nació en otro país, pero comparten la cultura de
innovación. Silicon Valley no es un
lugar, sino un estado mental.
Por eso es que empresas como
Google o Apple tienen un producto bruto mayor que el de muchos países
latinoamericanos. No es casual que
países que no tienen materias primas como Singapur, Taiwán o Israel, sean
economías más prósperas que las de países petroleros como Venezuela, Ecuador o
Nigeria. La globalización nos lleva a
una economía sustentada en el trabajo mental.
Por eso es que el que produce el café gana el 1% del producto final y el
que innovó la máquina de café se lleva la mejor tajada.
La innovación se produce en
los ecosistemas donde existe libertad y protección al derecho de
propiedad. ¿Para qué alguien innovaría
en Ecuador si sabe que no van a respetar sus derechos de propiedad intelectual
como inventor?
Una excesiva interferencia del
Estado ahoga la cultura creativa. Es un
error pensar que en Ecuador no nacen personas como Steve Jobs. Lo que falta es el ambiente idóneo para la
innovación o para importar talentos. En
el futuro, las empresas no atraerán a las mentes creativas sino lo
contrario. Las constantes reformas
tributarias y laborales, sumadas a las violaciones al derecho de propiedad;
topes a la riqueza; restricciones al libre comercio y la falta de paz, no son
un ecosistema que fomenta la innovación.
Necesitamos generar oportunidades para nuestra gente y el modelo
económico actual no logra ese objetivo.
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