EL IESS ES DE LOS AFILIADOS
Según el artículo 16 de la Ley
de Seguridad Social, el IESS “es una entidad pública descentralizada, creada
por la Constitución Política de la República, dotada de autonomía normativa, técnica administrativa, financiera y
presupuestaria, con personería jurídica y patrimonio propio, que tiene por
objeto indelegable la prestación del Seguro General Obligatorio en todo el
territorio nacional”.
El artículo 371 de la
Constitución de Montecristi determina que “las prestaciones de la seguridad
social se financiarán con el aporte de las personas aseguradas en relación de
dependencia y de sus empleadores; con los aportes de las personas
independientes aseguradas; con los aportes voluntarios de los ecuatorianos
domiciliados en el exterior; y con los aportes y contribuciones del
Estado”. El artículo 4 de la Ley de
Seguridad Social en su literal d) afirma que “la contribución financiera obligatoria del Estado, para cada seguro, en los casos que señala esta Ley;".
Para comprender al seguro
social hay que remontarse a la Edad Antigua.
La institución aseguradora surge como una respuesta solidaria a los
infortunios. Requiere la mayor cantidad
de aportantes posibles para desconcentrar riesgos y recaudar la mayor cantidad
de dinero. El IESS es una compañía de
seguros que, de acuerdo al artículo 237 de la Ley de Seguridad Social, obligaba
al Estado a financiar “obligatoriamente el cuarenta por ciento” de las
pensiones jubilares, mientras que el IESS tenía que cubrir el sesenta por
ciento de la pensión respectiva.
El oficialismo de la Asamblea
Nacional, ha decidido que el Estado no aporte el cuarenta por ciento de las pensiones
jubilares, dejando que asuman la carga financiera los empleados y los
empleadores; cuando la Ley exige el concurso de las tres partes. Alega, sin mostrar cifras, que el IESS tiene
superávit de caja, cuando lo que en realidad existen son cuentas por cobrar,
mas no exceso de liquidez. Si hubiera superávit,
se debería reducir proporcionalmente los aportes de las tres partes, pero no es
posible que se retire una, obrando contrariamente al principio de solidaridad
al que apela el artículo 1 de la Ley de Seguridad Social y enviando un fuerte
mensaje de que el Estado no tiene recursos como consecuencia del déficit fiscal
impulsado por el fracaso del modelo económico implantado por la SENPLADES.
El sector empleador es el que
más aporta y si el razonamiento gobiernista fuera coherente, no tiene sentido
que el Estado participe en la administración del IESS, sino solamente los
empleados y los empleadores, que seremos los únicos aportantes. De esa manera, tal vez podríamos eliminar o
mejorar este sistema monopólico artero que nos obliga a los ecuatorianos a
trabajar hasta la muerte, sin que rinda cuentas sobre nuestros aportes. Es imperativo analizar la posibilidad de
crear nuevos mecanismos privados para que los aportes mensuales que realizamos sean
más rentables y nos permitan descansar con tranquilidad económica cuando ya no podamos
o queramos trabajar. Lo contrario nos
presenta como una sociedad que discrimina a sus mayores y no le interesa
invertir productivamente el dinero.
Todos llegaremos a la tercera edad.
Está en nosotros decidir si lo hacemos con o sin recursos y si dejamos
que el Estado se siga aprovechando de nuestro dinero para usarlo en gasto
corriente.
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