ATRAYENDO INVERSIÓN PRIVADA
El gobierno piensa que es motor
de la economía, cuando su principal responsabilidad es la administración
pública. Vive de los impuestos que le
cobra a las actividades económicas productivas y junto a la Asamblea, se dedica
a regularlas. Por eso es vital que la
legislación guarde relación con los principios del libre comercio y del sentido
común. De lo contrario, podría matar a
las gallinas de los huevos de oro, quedándose sin recursos, como ocurrió en la
Venezuela revolucionaria, después de aniquilar a la cadena productiva.
Algunos opinan que se puede
dirigir la economía desde el Estado, tomando como modelo a los países
comunistas que quebraron. Así, la
SENPLADES nos habla de la matriz productiva y de fomentar ciertas actividades,
que por alguna razón le gustan más que otras.
La realidad es que ninguno de los productos de exportación no petroleros
o incluso los petroleros, nacen de la iniciativa pública. Siempre han sido emprendimientos de personas
del sector privado, que decidieron asumir un riesgo para dedicarse a determinada
actividad económica, generando fuentes de trabajo y tributos.
El modelo económico del
socialismo del siglo veintiuno ha fracasado, porque se basaba en la creencia
equivocada de que el precio del barril de petróleo se iba a mantener alto. Consecuentemente, el poder ejecutivo estima
que la solución es imponer salvaguardias para restringir el libre
comercio. No admite que el remedio al
déficit fiscal causado por el exceso de gasto público es impulsar las ventas,
mas no limitar las compras.
Es vital que existan reglas de
juego claras y estables en el tiempo, con una legislación amigable a la
inversión, que atraiga los dólares que nuestra economía requiere. En Cuba existen reglas inalterables, pero
pocas personas consideran que ese país es un paraíso para la inversión. La seguridad jurídica implica la existencia instancias judiciales
independientes, ante las cuales se puedan reclamar derechos vulnerados.
El Estado debe brindar
oportunidades para que los ecuatorianos y extranjeros, sin importar el sector
económico que quieran desarrollar, puedan invertir con facilidad, tranquilidad
y estabilidad en el tiempo. De allí
surgirá la innovación. No de un decreto
o de la sonrisa temporal de un ministro de gobierno.
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