¿PARAÍSO EMPRESARIAL?
IBM fue fundada el 16 de junio
de 1911; Samsung, en 1938; Microsoft, en
1975 y Apple, en 1976. Las cuatro son
empresas innovadoras. En cierto momento,
el prestigio de IBM hacía parecer imposible que, en 1975, una pequeña empresa
como Apple pudiera ser un competidor de equipos electrónicos; pero ya hemos
visto el final de esa historia. En el
2014, Microsoft tuvo ingresos de 83.260 millones, IBM de 92.800 millones, Apple de 183.000 millones y Samsung por US$
268.100 millones de dólares. Todas se
diversificaron y buscaron nuevos nichos de mercado para fortalecer su nivel de
ingresos. Esto no significa que las
circunstancias puedan cambiar. Eso es lo
interesante del comercio. Seguramente ya
existen nuevos jugadores que están creciendo al acecho de oportunidades.
Todas las empresas en mención
son multinacionales que pudieron expandirse a nuevos mercados porque sus
gobiernos de origen facilitaron sus exportaciones con seguridad jurídica y
flexibilidad para el emprendimiento.
Estas empresas hubieran podido quebrar si no fueran competitivas. Siempre existen rivales dispuestos a
quitarles el cetro para recibir mayores ingresos y sin embargo, fueron
productivas e innovaron para conquistar al consumidor. Eso es lo que las compañías serias hacen en
el libre mercado. No necesitan del
proteccionismo.
¿Qué habría pasado si estas
compañías hubieran sido fundadas en Ecuador? ¿Se habrían podido constituir
rápidamente? ¿Habrían sobrevivido en sus momentos de crisis? ¿Tendrían un
crecimiento exponencial con la intervención de los múltiples organismos de
control o leyes que castigan la productividad? ¿Se habrían podido expandir
hacia otros mercados fundando sucursales con el apoyo gubernamental? ¿Habrían
sido afectadas por las restricciones y cupos a las importaciones o la falta de
acuerdos comerciales con otros países? La respuesta es que no hubieran podido
convertirse en los conglomerados de hoy.
El Ecuador tiene un ambiente hostil para hacer crecer los negocios,
generar innovación y fomentar el empleo.
Samsung tampoco hubiera podido prosperar en el clima comercial que
ofrece Corea del Norte bajo la dirigencia de Kim Jong-Un.
Es vital cambiar nuestro
modelo económico. Lograr la mayor
cantidad de acuerdos comerciales para poder vender a más consumidores. Los empresarios estamos ansiosos por vender
más. Queremos competir globalmente. Algunas industrias débiles quedarán en el
camino, pero la libre competencia nos beneficiaría a todos. El consumidor recibirá productos de mejor
calidad a menor precio, con lo que le quedará más dinero en su bolsillo para
satisfacer otras necesidades. Pareciera
que el único temeroso en competir es el gobierno. Con la política de restricción comercial e inflexibilidad,
se pierden empleos formales. Si nos
abrimos al mundo, ganaremos fuentes de trabajo y mayor recaudación tributaria.
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