UN SOLO GRITO
No deja de impresionar la
ambición del pueblo de los Estados
Unidos de América. Si alguien conduce un
buen vehículo, el sentimiento que despierta en sus ciudadanos es el de trabajar
para conseguir uno similar o el de emular los pasos de quien haya hecho el
suficiente dinero para poder obtenerlo. Aquí,
en cambio, nos damos el lujo de castigar la riqueza. Queremos ponerle topes a los sueldos, las
utilidades y a las importaciones del sector privado (no a las del sector
público). Nos olvidamos que esas cosas
crean empleos y circulante para dinamizar la economía. El anhelo es que todos seamos pobres. Solamente perdonamos el enriquecimiento
injustificado de ciertas personas. Es un
enfoque egoísta que trata de asegurar recursos para el gasto populista, dejando
de lado el crecimiento del país.
Los
gobiernos deberían promover la libertad.
En todo sentido. Libertad de
expresión, de mercado, para competir, etcétera.
Nadie menciona la opción de reducir el gasto
corriente del erario para enfrentar la caída del precio del petróleo. Preferimos cobrar nuevos impuestos. Prima lo dogmático sobre lo pragmático. Se
concentran en recaudar contribuciones o “regalías” a los más grandes, sin tomar
en consideración que estamos matando el emprendimiento de los más pequeños, el
mercado de valores, la banca, las sociedades y todo tipo de modalidad de
obtención de capital de riesgo que le permita a un joven generar innovación y
nuevos negocios. Sería preferible
cobrarle a un mayor número de empresas menos tributos, pero hacer volumen,
logrando un total superior.
Los comerciantes somos optimistas. Tenemos que serlo. Trabajamos de diez a doce horas diarias. Respondemos a responsabilidades patronales y
tributarias que se castigan con penas de cárcel. Buscamos vender más. Convencer a nuestros clientes. Sería mejor comenzar un 2015 en un ambiente
en el que el gobierno nos apoye, para que juntos podemos salir adelante. Los empresarios, sin el puntal del gobierno,
tenemos la mitad de la batalla perdida y viceversa. Es hora de aprovechar nuestros recursos y
sacar al país adelante sin depender del petróleo o administrándolo mejor. Somos un solo pueblo, como cuando juega la
selección.
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