LOS INCENTIVOS
El último proyecto remitido
por el Ejecutivo a la Asamblea Nacional es ofensivo en la segunda parte de su
título: Ley Orgánica de Incentivos a la Producción y Prevención del Fraude
Fiscal; asumiendo, una vez más, que la intención fundamental de la existencia
de los ciudadanos es estafar al tesoro público.
Presume la culpabilidad y no lo contrario, que es lo que ordena la
Constitución. Y después la revolución se
sorprende que nacionales ni extranjeros quieran invertir en el país. Es evidente que el fisco solamente aspira
recaudar más impuestos para compensar la pérdida de ingresos por concepto de la
caída de los precios internacionales del petróleo. No existen verdaderos incentivos a la producción.
El proyecto de reformas
laborales tampoco ayuda. Intenta imponer
el criterio de que los altos directivos no corren la misma suerte de los que
menos ganan cuando una empresa quiebra o le va bien. Todos estamos en el mismo barco. La teoría dice que si el salario se
incrementa desmesuradamente, sin considerar la variación de precios y la
productividad, se desestimula la creación de empleo para los jóvenes. Decretar la estabilidad laboral y reducir la
brecha salarial asesina a las empresas, porque no toma en consideración la
necesidad de cuidar los egresos para poder competir globalmente. Las compañías se dedicarán a reducir gastos
para evitar desparecer. Elimina la
posibilidad del crecimiento y la innovación.
Durante siete años el salario
básico unificado se ha duplicado, pero la economía no ha crecido al mismo
ritmo. La productividad ha decrecido
para permitir que el ingreso familiar supere el costo de la canasta
básica. Lo cual es bueno, pero los
incrementos del salario básico de los últimos años no se han basado en
criterios técnicos, sino en función de la sumatoria de la inflación proyectada
y a un factor arbitrario denominado “equidad”.
Esta política salarial no ha permitido generar empleos que incluyan a la
informalidad y al empleo inadecuado dentro de la formalidad.
Es fácil administrar con
recursos colosales. Los verdaderos
administradores se prueban en épocas de escasez, como en la que estamos
entrando. Las reformas no avizoran un
interés de mejorar el nivel de vida de la sociedad. Ni siquiera pareciera que quieren socializar,
que es una palabra que significa conducirnos al socialismo. No existe ideología, solamente el afán de
mantener a una persona en el poder indefinidamente.
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