LA MATRIZ PRODUCTIVA
Muchas veces hemos escuchado que
la explicación que justifica nuestro subdesarrollo es el ser un país territorialmente
pequeño y por lo tanto, tenemos un mercado reducido para los productos y
servicios que generamos. Entonces habría
que preguntarse cómo Islandia, Irlanda, Dinamarca, Suiza, Eslovenia, Holanda,
Bélgica, Luxemburgo, Israel, Liechtenstein y Singapur, que tienen superficies
de menor extensión, son naciones más desarrolladas que la nuestra. La respuesta es que tienen un enfoque
global. Se especializan en
exportar.
Otra clave para el crecimiento es
la globalización. Una compañía china
adquirió Machteshim Agan, una empresa israelí que comercializa productos de
protección de cultivos. No lo hizo por
su tecnología, sino porque la empresa ya operaba en más de cien países. Con esa compra, la compañía china se ha
globalizado instantáneamente. Las restricciones
al libre comercio, impuestos que castigan los negocios, la falta de acuerdos de
libre comercio, el control del flujo de capitales de riesgo que fomentan la
innovación, la limitación en la libertad de la contratación laboral y la
complicación para constituir compañías financieras, seguros de y comunicaciones
no representan una estrategia eficiente para fomentar el desarrollo en el siglo
veintiuno. Los recursos naturales son
finitos, pero las ideas pueden expandirse.
¿Vamos a seguir basando nuestro crecimiento en la explotación de
recursos naturales sin valor agregado mientras adoptamos la política del aislamiento?
Sería mejor fomentar una economía libre, que emancipe al gobierno de su
dependencia a los ingresos petroleros y tributos excesivos. Quien logre eso, podrá perpetuarse en el
poder sin trucos.
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