CÓDIGO ORGÁNICO MONETARIO Y FINANCIERO
Uno de los temas de
mayor debate sobre este proyecto son las atribuciones de la todopoderosa Junta
de Política y Regulación Monetaria y Financiera en materia del control de la
liquidez de la economía y de regulaciones crediticias de las instituciones
financieras como de las no financieras. El
objetivo sería orientar el crédito hacia las empresas que la matriz productiva
considera prioritarias. Además, que esos
créditos se otorguen a largo plazo, a pesar de que la banca capta recursos a
corto plazo como consecuencia del riesgo del país. Sería preferible que el Ecuador genere las
condiciones para que la banca local compita con la internacional. Pero eso es difícil, porque el proyecto es
proteccionista. Impide que en el país
operen bancos de países catalogados como paraísos fiscales, definiéndolos como
cualquier territorio que tenga “menor imposición a la de Ecuador”. No es mi intención defender a la banca, pero
el sector productivo no es más que una cadena que incluye al sector financiero,
industrial, comercial y de servicios. La
banca es un eslabón que forma parte de un todo.
Ningún emprendedor
debería recibir un crédito porque un funcionario público así lo determina. Las cosas no funcionan por obligación. Sistemas así crean vicios. Lo que los inversionistas buscan es un
ecosistema amigable en el que exista seguridad jurídica mediante fallos
equitativos y no se emitan declaraciones contra el empresariado que cumpla su
rol. El inversor nacional o extranjero
requiere reglas del juego claras a largo plazo.
Tener la certeza de que el dólar se mantendrá en el tiempo gracias al
libre mercado, no por una economía dirigida.
Si logramos que la banca internacional compita en el Ecuador, aumentará
la liquidez y por ende, el costo del crédito bajaría. El sector privado debería poder endeudarse en
el exterior para fomentar el emprendimiento y el crecimiento del empleo.
Si las cosas se hicieran
con sentido común, el proyecto de Ley no tendría que blindar a los miembros de
Junta de Política y Regulación Monetaria y Financiera. Apoyo la intención del proyecto, pero su
orientación es equivocada. No es la forma
correcta de crear más fuentes de trabajo y proteger la dolarización contra un
descenso de los precios del petróleo.
Ecuador no cuenta con el músculo financiero que le permitió a Venezuela
sobrevivir tanto tiempo con reglas similares.
Tratemos de fomentar la libre circulación de capitales, la exportación
de productos y los incentivos a la producción mediante exenciones tributarias. A la larga, todo esto suscita mayor recaudación
de impuestos y disponibilidad de crédito, sin obligar a nadie a concederlo.
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