SIN CONTROL
Después de la expedición de
la Constitución del año 2008 en Montecristi, las principales atribuciones que
le restan a la Asamblea Nacional son las
de legislar, aprobar tratados internacionales en los casos que le corresponda,
autorizar el enjuiciamiento penal del Presidente o Vicepresidente de la
República cuando la autoridad competente lo solicite con fundamentos, aprobar
el presupuesto general del Estado, conceder amnistías e indultos y fiscalizar
los actos de las funciones Ejecutiva, Electoral y la de Transparencia y Control
Social. Esta última facultad, la de
fiscalizar, ha sido permanente bloqueada por el oficialismo, a pesar de que
algunos asambleístas solicitaron su ejercicio en casos que levantaron dudas en
la opinión pública.
Mientras regía la
Constitución del año 1.998, el Congreso Nacional era quien nombraba al
Procurador, al Fiscal General, al Defensor del Pueblo, a los superintendentes,
a los vocales del Tribunal Supremo Electoral y al Contralor General, entre
otras autoridades que se designan ahora en forma diferente. La Constitución vigente modificó esto y
actualmente esta atribución recae en la novedosa función de Transparencia y
Control Social, que adicionalmente nombra al Defensor Público y a los miembros
del Consejo de la Judicatura. La
función de Transparencia y Control social está formada por el Consejo de
Participación Ciudadana y Control Social, la Defensoría del Pueblo, la
Contraloría General y las superintendencias.
Al Consejo de Participación Ciudadana lo integran siete consejeros que
son seleccionados de entre los postulantes que propusieron organizaciones
sociales y la ciudadanía. El proceso de
selección fue organizado por el Consejo Nacional Electoral, mediante un
concurso público de oposición y méritos.
Los demás integrantes fueron elegidos por la misma función de
Transparencia y Control. Es decir, que
ninguno de los cargos mencionados es elegido por votación popular o por
nuestros representantes electos. Eso
garantiza acallar a periodistas en casos como créditos irregulares otorgados
por bancos administrados por el Estado.
Realmente no existen autoridades de control independientes al
oficialismo y por eso escuchamos excusas banales ante el clamor de
esclarecimiento de este y otros temas.
Un gobierno profesional estaría interesado en las denuncias.
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