DICTADORES Y AUTÓCRATAS
La organización Criminal Justice International Associates (CJIA) de Miami, una firma de reducción de riesgo y análisis global, estimó en un reciente reporte que la fortuna de la familia Chávez Frías en Venezuela es similar a la de los hermanos Castro en Cuba. Según Jerry Brewer, presidente de CJIA, “la fortuna personal de los hermanos Castro ha sido estimada en un valor combinado de unos US $2,000 millones”. Los medios reportaron que la de Hosni Mubarak se encontraba entre los US$ 40 y 70 billones de dólares. Y la del coronel Gaddafi estaba avaluada entre los US$ 75 y 80 billones de dólares. Fortunas personales que surgen como consecuencia de haber ejercido un cargo público. No representan el resultado de ingresos lícitos. Lo que en el ámbito penal denominamos enriquecimiento ilícito.
El origen de esos ingentes patrimonios nos permite comprender por qué ciertos líderes políticos desean perpetuarse en el poder. Por eso preocupa que la Cancillería apoye a personajes que de ninguna manera representan un modelo. Fidel Castro se encuentra en el gobierno desde 1959. Mubarak fue vicepresidente de Egipto desde 1976 y asumió la Presidencia en 1981, después del asesinato del Presidente Anwar El Sadat. Chávez ostenta la Presidencia de la República Bolivariana de Venezuela desde 1999 y Gaddafi el control total en Libia desde 1969. En México, el Presidente dura seis años en funciones, sin reelección y no puede volver a desempeñar el cargo. Pensar en la reelección desenfoca al mandatario de cualquier nación. Lo lleva a actuar políticamente, mientras el pueblo demanda eficiencia en la solución de sus problemas.
La necesidad de permanecer en el poder denota un trastorno sicológico. Todo tiene un principio y un final, excepto Dios. No es sano aferrarse a nada. Pero los autócratas están dispuestos a violar derechos humanos para conservar sus privilegios. Y eso les regresa de mala manera. Sus propios banqueros son los primeros en sugerir a la comunidad internacional la incautación de los fondos de sus cuentas. Lo demás es historia. Los Castro se encuentran aprisionados en su islita. Mubarak postrado y enjuiciado. Gaddafi asesinado por la misma violencia que engendró. Chávez, aterrizado a su condición humana por el cáncer que padece. Nadie puede odiar tanto al prójimo sin enfermarse, ni creer que evitará rendir cuentas. Ojala aprendamos de los errores de otros.
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