AMNISTÍA A DELINCUENTES COMUNES
La revolución ofreció amnistiar a miembros de bandas de delincuentes que se entreguen y cooperen para desmantelar esas organizaciones, siempre que no hayan cometido delitos como asesinato. Analicemos el tema desde el punto de vista jurídico.
La amnistía es un vocablo de origen griego que significa olvido de lo pasado. Decretada la amnistía, no pueden ejercerse acciones penales por tales delitos, ni iniciarse proceso penal alguno. Si con anterioridad se hubiere iniciado el proceso, la pretensión punitiva se extingue mediante auto dictado por el juez de garantías penales competente, mismo que no admitirá consulta ni recurso alguno. Si se hubiere dictado sentencia condenatoria, la pena se entenderá como no impuesta, quedando cancelados todos los efectos de tal sentencia, inclusive los civiles. Por ello, la amnistía suele tener efectos retroactivos, y es general, dado que actúa sobre todos los que cometieron ese delito, y no sobre individuos concretos. A diferencia del indulto, que extingue la responsabilidad penal actuando sobre la pena derivada de un delito. La persona sigue siendo culpable, pero se le ha perdonado total o parcialmente la pena impuesta en una sentencia condenatoria.
Según la Constitución, la Asamblea Nacional solamente podrá conceder amnistías por delitos políticos e indultos por motivos humanitarios; con el voto favorable de las dos terceras partes de sus integrantes. No se pueden conceder por delitos cometidos contra la administración pública ni por genocidio, tortura, desaparición forzada de personas, secuestro y homicidio por razones políticas o de conciencia. Por lo tanto, desde el punto de vista legal, no cabe amnistía para delincuentes comunes.
La amnistía suele suponer un nuevo juicio de valor sobre la conveniencia de prohibir o sancionar una conducta. Por esa razón, las leyes o actos de amnistía son más frecuentes en momentos de cambios sociales o de regímenes políticos y se asocia al perdón de presos politicos. Sin embargo, su empleo puede ser objeto de polémica, pues puede provocar la impunidad de quienes cometieron graves hechos durante un régimen anterior. En términos prácticos el mensaje es claro: prisión a quien reclama y libertad al delincuente común.
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