LECCIONES DE LA HISTORIA

“We Shall Overcome” (Lo Superaremos) es una canción protesta que se convirtió en el himno del movimiento a favor de los derechos civiles afroamericanos de los Estados Unidos entre 1955 y 1968.  La letra de la canción gospel es de Charles Albert Tindley, pero en 1959 fue asociada al movimiento de activismo no violento, cuando Guy Carawan, un músico blanco, la tocó en la escuela Highlander, un centro educativo de Tennessee, en el sur de Estados Unidos.

En esa época era común que la policía de Birmingham, Alabama golpee, recluya y asesine a las personas de raza negra por el delito de exhibir el color de su piel.  Explotaban bombas que únicamente mataban a negros.  El Ku Klux Klan campeaba y las autoridades nunca encontraban a los autores de estos crímenes.   Si alguien reclamaba, y después era encontrado muerto o desaparecía, los blancos afirmaban que era triste, pero que el protestante se lo había buscado.  Martin Luther King Jr., pastor negro distinguido con el premio Nobel de la Paz a los treinta y cinco años de edad, lideró una protesta masiva en la ciudad de Estados Unidos sinónimo de racismo de la época: Birmingham, Alabama.  Esa marcha terminó de capturar la atención de todo el mundo, que ya venía recibiendo imágenes televisivas sobre la violencia con la que la policía reprimía a los manifestantes negros de la ciudad.  Posteriormente, King fue asesinado en Tennessee.  Sus asesinos seguramente pensaron que con él moría el sueño de igualdad interracial que King había sintetizado en su famosa frase “I have a dream” (tengo un sueño).  Los que actúan así, olvidan que se puede asesinar al soñador, pero jamás al sueño.

Cuando la historia nos muestra ejemplos como estos, asombra que la Cancillería ecuatoriana, junto con los desastrosos gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua, haya declarado su solidaridad hacia un dictador libio, que durante cuarenta y dos años ha sido autor coadyuvante de crímenes de lesa humanidad contra su propio pueblo, mientras se enriquecía en forma escandalosa.  Como no es el caso ecuatoriano, imaginamos que las declaraciones responden a una visión errada de ciertas personas que no aprendieron que los pueblos siempre terminan reivindicando sus derechos civiles.

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