ME DECLARO LOCO
Alguna vez, un funcionario de gobierno me escribió afirmando que poseo “una visión equivocada de la realidad”. Tengo por norma no contestar a los críticos porque entiendo que en esta columna ejerzo el derecho que tengo a expresar mi opinión. No espero que todos estén de acuerdo. Estoy abierto a cambiar de parecer cuando existen buenos argumentos. La idea es obligar a la sociedad a reflexionar para alcanzar el bien común. Algo que los revolucionarios dogmáticos no están dispuestos a intentar. Pero debo confesar que me desconcertó que una persona asevere que vivo en un mundo irreal. Porque por varios motivos siento que no experimento una existencia mágica.
Es cierto que pareciera que somos pocos los confundidos que notamos que el gobierno continua manejando simultáneamente medios de comunicación, compañías de seguros y bancos, cuando al resto de los ecuatorianos se nos va a prohibir eso. Somos un puñado los que advertimos que los burócratas contratan con EICA sin concurso; una empresa que se ha convertido en un contratista fallido desde que pasó a ser administrado por el sector público. Que las denuncias por enriquecimiento ilícito no son impulsadas en beneficio de la justicia. Que han aumentado los homicidios y robos durante este período presidencial, a pesar de ser el gobierno que ha contado con la mayor cantidad de recursos en la historia del Ecuador. Que el gasto público y el proteccionismo no han hecho más que incrementar el desempleo. Que según la Heritage Foundation, hemos sido uno de los países menos neoliberales en la crónica del mundo. Que casi nadie reclama por el desmesurado gasto público y el consecuente incremento anual de los impuestos. Vivo la maldición de ver estas irrealidades, que me hacen suponer que el alto funcionario que se dignó a escribirme está en lo cierto. Estoy loco.
Comentarios
Publicar un comentario