LA GASOLINA
Existen diferentes reacciones al proyecto de ley que
plantea reformas tributarias y laborales.
Hemos visto a políticos que decidieron no
comprometerse con el futuro del país, pero sí con sus intereses personales de
campaña, difundiendo un mensaje populista y en ciertos casos avivando la llama
de la violencia con la gasolina de sus palabras.
En otra esquina están los golpistas. A los que no les conviene la lucha por la
corrupción, porque terminarán enjuiciados.
Quieren que este gobierno termine y regresemos a la dictadura del
anterior, en la que se hacían y deshacían con libertad.
Además tenemos a los vándalos, que amparados en ambos
discursos, han aprovechado para saquear negocios, que son el producto de muchos
años de esfuerzo y riesgo.
Y así nos detenemos.
Creando odios entre nosotros, en lugar de sentarnos a escuchar y a
dialogar para salir adelante en conjunto, como país mientras que la fuerza
pública no actúa para mantener el orden público defendiendo la propiedad y vida
de los ciudadanos de bien.
Todo proyecto de ley es perfectible y no será este
quien termine elevando precios y ocasionando falta de abastecimiento, sino esta
cadena de errores.
Una pena por el Ecuador. Este debería ser un momento para fomentar la
productividad y la competitividad. No lo
contrario.
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