JUSTICIA SOCIAL
Desde mi época universitaria me llamó la atención los
diferentes nombres que usaban las personas de izquierda para referirse a la
justicia. Por ejemplo: justicia social,
distributiva, etcétera.
La verdad, es que existe solo un tipo de
justicia. El jurista romano Ulpiano, la
definió en el siglo uno como la “constante y perpetua voluntad de darle a cada
quien lo que le corresponde”. Una
definición exacta.
Si bien todos tenemos iguales derechos, no todos somos
iguales. Me explico: existen capacidades
especiales, poseemos habilidades distintas y nacemos en circunstancias
diferentes.
Lo que debemos promover es un ambiente social y
económico adecuado para ofrecerles oportunidades a todas las personas que no
las tienen y que están dispuestos a aprovecharlas. Eso es lo justo y lo moral.
También es justo permitirle prosperar a quien se
esfuerza. Es injusto quitarle a esa
persona para darle los frutos de su productividad a quien es improductivo.
La idea es igualar hacia arriba, no hacia abajo,
aprovechando las ventajas que nos distinguen de los demás y que permiten que
cada uno sea especial.
Algunas formas de lograr eso es incrementando las
oportunidades mediante la creación de más modalidades de contratos de trabajo,
mejorar la seguridad social y la educación pública.
No existe justicia social en una sociedad en la que no
se permite crear nuevos empleos o atraer la inversión, que descuida a sus
jubilados o la salud de los ciudadanos.
En Ecuador se legisla presumiendo que todos son
culpables. Cuando lo acertado es lo
contrario. En el momento que el Gobierno
comprenda que se debe facilitar la forma en la que se hace negocios, tendremos
mejoras en los indicadores de empleo y recaudación tributaria. Eso sí, quien por excepción cometa una
ilegalidad, debe ser sancionado con todo el rigor de la Ley.
Ese es el motivo por el que debemos bajar los
aranceles, para ser justos con importadores y productores. Eliminar
restricciones al libre comercio para ser justos con los consumidores. Derogar
ciertos impuestos para ser justos con los patrimonios. Eliminar los trámites
burocráticos para ser justos con los trabajadores informales. La lista es larga.
Reformemos la legislación vigente – que fomenta la
injusticia – por una legislación que promueva la visión de Ulpiano: a cada uno
lo que le corresponde.
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