EL ASESOR EXTERNO DE PLANTA
Un amigo fue a la institución
de control para saber más sobre una nueva normativa con el fin de poder
cumplirla, pero nadie pudo orientarlo al respecto. Por último, le dijeron que debería tener un
abogado de planta que lo mantenga informado sobre las resoluciones que esa
institución de control emite cada cierto tiempo.
Comentarios como los de ese
funcionario, revelan dos cosas: que ni ellos mismos conocen la legislación que
promulgan y la visión del servidor público sobre la administración de recursos
escasos. Ignoran que la mayoría de las
compañías son pequeñas y luchan diariamente para sobrevivir en un país con el
promedio de aranceles más elevados de la región, pésima seguridad social,
tramitología INENficiente, rigidez laboral e impuestos excesivos para poder
mantener a un Estado gigante.
Estos funcionarios piensan que
después de todo eso, un emprendimiento es capaz de pagar el sueldo de un abogado,
contador y demás asesores de planta que se les ocurra a ellos. Todo ello es
adicional a las personas necesarias para que un negocio cumpla con su rol en la
sociedad: vender y administrarlo para crecer.
El Estado se niega a derogar
impuestos y a bajar aranceles sosteniendo que tienen que cubrir sus
gastos. Lo que no se dan cuenta, es que,
si ocurriese esto, recaudarían más porque se incrementaría el número de
transacciones comerciales y desmotiva el contrabando. Aumentando los impuestos y aranceles dejarían
de recaudar.
La tramitología y la rigidez
laboral, estimula la informalidad.
Mientras más difícil sea poder ser formal, más informalidad se
promoverá, perjudicando a los formales y al Estado.
Son puntos que las autoridades
electas por votación popular, que prometieron más empleo como base de su
campaña, deben esforzarse por mejorar para ofrecer más oportunidades y mejor
calidad de vida.
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