INAUGUREMOS LA JUSTICIA
Las denuncias de corrupción más importantes llegan
desde los medios de comunicación extranjeros en los que los jueces ya
sancionaron a los inculpados en su jurisdicción.
Aquí, únicamente por la presión mediática, la función
judicial los ha procesado por delitos menores y no investiga soluciones para
que devuelvan lo que robaron al Estado, es decir, lo que nos robaron a todos
los que contribuimos con nuestro esfuerzo económico para sustentar al gobierno
vía impuestos.
Los jueces, la fiscalía y los organismos auxiliares se
han cerciorado de que después de salir de la cárcel, estos angelitos vivan una
vida de millones de dólares producto del peculado. Es su responsabilidad poder identificar dónde
está depositado este dinero mal habido para que pueda ser comisado. Son rezagos de un sistema creado por el
gobierno anterior y mantenido por mandos medios contratados en el gobierno
anterior para que no se pueda hacer
justicia.
El BID estima que el monto del dinero que se perdió
por apropiación indebida de fondos públicos fue aproximadamente de 70.000
millones de dólares en el periodo del ex presidente Correa.
Ese valor equivale al 70 % del PIB del Ecuador durante
un año. Una suma importante, que nos
hace pensar que los jueces deberían esforzarse en procesar con mayor diligencia
a quienes tienen importantes indicios de responsabilidad de corrupción, para
que devuelvan al Estado lo robado y estos dineros sirvan para la recuperación
económica, permitiendo bajar los impuestos.
También exigimos que estas personas sean juzgadas por peculado y que no
se fuguen del país, como ha venido ocurriendo en ciertos casos.
El ex alcalde Jaime Nebot, lo dijo en muchas ocasiones:
la policía nacional hace su trabajo, pero los jueces dejan ir hasta los
delincuentes más contumaces. Otra señal
que permite entrever que la función judicial no está actuando en favor de
lograr la seguridad jurídica requerida para vivir y hacer negocios en el
Ecuador.
Los medios de comunicación reportan diariamente
pedidos al gobierno de ciudadanos clamando justicia, pero el poder judicial es
independiente y es esa función la que nos está defraudando. Hacia allá es que los medios y las personas
debemos dirigir nuestros reclamos para que esta situación mejore.
Por eso, no debería sorprendernos cuando vimos por
televisión que las personas hacen justicia con sus propias manos. Son actos repudiables que reflejan una
realidad: la ciudadanía ha constatado que no existe un poder judicial que haga
prevalecer las garantías que nos deberían proteger contra la violencia de
malhechores sobre nuestros bienes y derechos.
Es imperativo que se reestructure inmediatamente el
poder judicial y se proceda a abolir la función de transparencia y control
social para inaugurar la justicia ecuatoriana.
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