CREACIÓN DE EMPLEO
Todos somos trabajadores. Tanto los empresarios como
los empleados públicos y privados.
Nadie quiere eliminar las modalidades de contrato
vigentes ni los derechos que conllevan. Pero sí es indispensable flexibilizar
la relación laboral para que se puedan unir la oferta y la demanda laboral de
quienes no tienen un trabajo formal en este momento.
Las personas necesitan trabajar y las empresas
contratar. El objetivo es facilitar la contratación
para que todos puedan trabajar.
Los sindicalistas defienden los derechos de tres
millones de personas que tienen empleos adecuados. Y eso está bien, pero deban ser más
empáticos. Proteger esos derechos no
debe eliminar la posibilidad de que cinco millones de ecuatorianos puedan
acceder a un empleo formal. La promulgación
de nuevas modalidades de contrato como el trabajo por horas, ampliación del
periodo de prueba, trabajo en fin de semana y feriados, cambios en el contrato
de trabajo juvenil y el contrato a plazo fijo, son urgentes para la mayoría.
El inconveniente es que los desempleados no tienen voz,
evitando que los políticos impulsen la creación de nuevas modalidades de
trabajo que les permitan a las personas sin empleo adecuado ingresar a la
fuerza laboral formal.
Solamente los sindicalistas se hacen escuchar mediante
su constante intimidación a las autoridades de elección popular, obligándolos a
excluir el tema de la reforma al Código de trabajo para incluir nuevas
modalidades de contratación.
El último 1 de mayo se vio la poca fuerza que tienen
los sindicalistas y que su discurso anti productividad y a favor del caos fue
rechazado por la mayoría de la población.
Los políticos siempre hablan de crear empleo, pero no
combaten el desempleo uniendo a quienes quieren trabajar, con los que quieren
contratar, desaprovechando el potencial electoral que crear empleos
significa.
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