CREACIÓN DE EMPLEOS
Casi toda actividad económica es comercial. Más allá de que en el Ecuador exista exceso
de tramitología para iniciar cualquier emprendimiento formal, el comercio es
una ocupación noble, porque todas las personas están calificadas para desenvolverse
en ese ámbito. Aquello no sucede, por
ejemplo, para ser funcionario público, donde se exigen muchos requisitos
académicos para ser contratado.
La prosperidad se logra con empleos y es el sector
privado quien genera nueve de cada diez empleos adecuados. El comercio, después de la agricultura, es el
sector que crea la mayor cantidad de empleos.
No el sector público, que depende de la productividad de los
contribuyentes para poder pagar los sueldos de los servidores públicos.
Los países que progresan son los que tienen un
ecosistema amigable con la empresa privada, porque de ella dependen los empleos
que les permiten subsistir a las familias.
No fue buena idea que la Función Ejecutiva siente en
la mesa de negociaciones del Consejo Consultivo a representantes de una
institución recaudadora como el SRI, porque su misión es cobrar más para mantener
los gastos excesivos de un Estado que paga más en deuda, que en educación y
salud juntas. Al SRI no le interesa si
las empresas son menos competitivas por el exceso de pagos de impuestos,
solamente quiere recaudar.
Las propuestas transversales y recurrentes de todos
los sectores fueron la eliminación del pago del anticipo del Impuesto
a la Renta y del Impuesto a la Salida de Divisas, y otras medidas tributarias
urgentes para la reactivación comercial. Esos tributos, han contribuido a la
destrucción de miles de empleos en los últimos años, afectando de mayor forma a
los micro, pequeños y medianos comerciantes, quienes llegan a pagar una tasa
efectiva de Impuesto a la Renta de hasta del 46%. Una realidad que afecta al
comercio.
El Gobierno desea devolver
gradualmente a las compañías privadas el pago en exceso del anticipo del
Impuesto a la Renta. El SRI dice que eso
le costaría al fisco $ 230 millones, cuando la realidad es que el Estado se
apropió indebidamente ese valor. No se puede hablar de costo, cuando ese monto
nunca fue del gobierno. La
administración pública debería devolver ese dinero con intereses.
Una forma de reducir los
gastos estatales es delegando a empresas
privadas la prestación de los
servicios públicos de agua potable, riego, saneamiento, fuerza eléctrica,
telecomunicaciones, vialidad, facilidades portuarias, aeroportuarias y ferroviarias,
servicio postal u otras de naturaleza similar.
Eso ya está determinado en el artículo 41 de la Ley de Modernización
vigente. De esa manera, la empresa privada
crea empleos adecuados y productivos; logrando
la prosperidad de los desempleados, de una manera sustentable y sin que el
Estado siga gastando ineficientemente sus recursos. Además el gobierno recibirá los impuestos que
estas compañías generen durante su operación.
Es obligación del gobierno equilibrar las
finanzas públicas, eliminando los gastos improductivos y corrigiendo los ineficientes.
Por ejemplo, las compras públicas deben realizarse a precios de mercado y no
como ahora, que las instituciones públicas llegan a pagar hasta cuatro veces más
de lo normal.
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