A SU CASA
Las propuestas compartidas en las mesas del dialogo representaban
a diferentes sectores económicos. Todas
coincidieron en que era necesario derogar el anticipo de impuesto a la renta, la
Ley de Plusvalía y el impuesto a la salida de divisas; así como la creación de
más modalidades de contratación laboral.
El gobierno escuchó e hizo lo contrario. Decidió aceptar las formulas fracasadas de
los economistas remanentes de la administración anterior. Digo fracasadas porque venimos decreciendo
económicamente, mientras el porcentaje de la población económicamente activa
con empleo adecuado también disminuye, alejando la meta de crear doscientos
cincuenta mil trabajos anuales.
Alegan que quieren combatir la defraudación aduanera
sin perseguir a los evasores y que por eso, han decidido incrementar aranceles,
tasas aduaneras e impuesto a la renta. Es
decir, encarecen los costos y fomentan que las personas vayan a comprar a
Colombia y a Perú hasta los útiles escolares.
Lo del contrabando excesivo es una excusa para seguir
legislando en base a excepciones a la regla.
La mayoría de los importadores son honestos. Pagan impuestos y crean empleos
adecuados. La SENAE y el SRI deben
sancionar a los evasores. Para eso remuneramos
a esos servidores públicos. Sin embargo,
están incumpliendo con sus funciones. Se
han dedicado a la política, en lugar de defender la competencia leal.
En los primeros siete meses de este año, el sector
comercial creció en un 8 % respecto al mismo periodo del año 2016, debido a que
en junio del 2017 bajaron dos puntos del
IVA, se eliminaron las salvaguardias y se ven mayores exportaciones no
petroleras hacia la Unión Europea, especialmente de parte de las MIPYMES. ¡Imagínate lo que sucedería si se deroga el
anticipo de impuesto a la renta o el impuesto a la salida de las divisas!
Las personas comenzaron a consumir más porque los
precios descendieron por lo expuesto.
Además, se terminaron las sabatinas, generando mayor confianza. Incluso la recaudación aduanera se incrementó
cuando se eliminaron las salvaguardias. Esa es la receta para la prosperidad.
Cuando una empresa crece, existen nuevas fuentes de
empleo y mayor tributación. Las medidas
económicas recientemente anunciadas no solucionan el hueco fiscal consecuencia
de la negligente administración pública, ni reactivan el sector comercial, al
que pertenecemos casi todos o del que dependemos.
Por eso, el equipo económico de los últimos diez años tiene
que irse a su casa. Para que los
ciudadanos podamos tener mejores precios de los productos y servicios que se
ofertan, reactivando la economía inmediatamente. Caso contrario perderemos más empresas y
empleos. Las proyecciones del FMI para
el próximo quinquenio así lo confirman.
No podemos seguir aplicando las mismas tácticas y esperar resultados
diferentes.
Mientras tanto, nuestros competidores regionales nos
seguirán pasando por encima. Ellos sí
están ejecutando acciones para ser más productivos y competitivos.
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