VIENEN POR MÁS
La mayoría de la población es
joven y no ha decidido cuál es el binomio presidencial de su preferencia. La votación depende de los millenials,
personas nacidas entre los años 1980 y 2000.
Un segmento de la población con personalidad crítica y políticamente independiente. No tienen apatía política, pero decidirán en
los días cercanos a la elección. El
sufragio facultativo también jugará un rol significativo en el resultado
electoral.
Eso me recuerda dos factores
relacionados a la candidata Hillary Clinton.
El primero: sus asesores le solicitaron que trate de conectar con los
jóvenes, pero su personalidad no daba para eso.
Lo logró parcialmente. Sugiero
que los postulantes presidenciales ecuatorianos hagan un mejor trabajo.
Y el segundo: el New York
Times anunció en su titular del día de las elecciones que, según las encuestas,
Hillary tenía un 85 % de probabilidades de ganar la presidencia de Estados
Unidos. Eso demuestra que los sondeos no
son confiables. Muestran circunstancias
coyunturales, pero no definen ganadores.
La semana pasada tuve acceso a varias encuestas sobre los candidatos a
la presidencia: pareciera, salvo excepciones, que ofrecen resultados según
quién paga.
Esto se agrava cuando sabemos
que aproximadamente cuarenta por ciento del electorado no ha decidido su voto y
pertenece a la generación del milenio. Un
porcentaje tan alto de indecisos le da chance a cualquier candidato
presidencial. Pudiera haber una sorpresa.
Lo destacable es que las
personas están dispuestas a votar por quien vaya en segundo lugar para que se
produzca la segunda vuelta. De allí que
los sondeos que se hacen públicos sean tan variables en los resultados que
ofrecen. La intención es inducirnos al
error.
Hace cuatro años, el candidato
Moreno tenía un 45 % de oportunidades de ganar sin hacer campaña. Algo espectacular. Desde entonces, su tendencia es caer
semanalmente en la intención de voto.
Anda entre el 28 % y 35 %, dependiendo de la empresa encuestadora que usted
decida leer.
A ese binomio le será difícil
desmarcarse de los desaciertos y denuncias contra el gobierno. Se proyecta una elección difícil. Saldrán los cueros al sol y eso no
beneficiará al binomio oficialista.
Las redes sociales son
importantes, pero solamente el 50 % de la población tiene acceso a
internet. Puede ser una equivocación pensar
que los electores conocen todo lo que se difunde a través de esas plataformas,
porque muchas veces no tienen megas o conexión a wifi. También hay que usar medios tradicionales
independientes y actos presenciales masivos.
Para los que consideramos que
esta ha sido una década casi perdida, propongo votar por quien tenga las
mejores posibilidades de ganarle al candidato oficialista en declive, pero
también por quien sepa curar la economía nacional. Dividir el voto entre dos aspirantes
presidenciales de ideas parecidas es facilitarles la vida a quienes proponen
mantener los impuestos y aumentar el gasto público. Votemos por girar el timón hacia la derecha,
porque los indicadores y nuestros bolsillos muestran que el socialismo del
siglo XXI nos lleva al abismo.
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