FALTA DE CREDIBILIDAD
Mientras
continuamos debatiendo nuevos incrementos de impuestos que desmotivan el
interés personal de prosperar, el oficialismo persiste en su propaganda de
confrontación, incitando al odio de clases y a la restricción de la libertad
individual. No es que el gobierno no
entienda lo que los pelagatos piden, sino que no le interesa escuchar. Pretenden continuar implementando su modelo
económico marxista que fracasó en todos los países que lo probaron.
Hemos llegado
a la situación actual como consecuencia de que el gobierno ha seguido el modelo
dictado por la SENPLADES. Algunos de los
efectos de las salvaguardias vigentes, que van desde el 5% al 45 %, son que las
exportaciones no petroleras descendieron en el mes de marzo 1.5% respecto del
mismo mes del año 2014, mientras que en el mes de abril, la caída fue del 6%.
La inflación
en el mes de abril fue de 0.84%, la más alta variación para este mes desde el
año 2005. La variación de precios para
mayo fue de 0.18 %, cuando en los últimos años (desde el 2012) esta ha sido
negativa. El resultado es que los
consumidores, tenemos que pagar más por los bienes y servicios, mientras que
los empresas han visto disminuir sus ventas.
Los más perjudicados han sido los importadores pequeños y medianos, con
negocios especializados, que no han podido enfrentar el mercado con un producto
cargado con sobretasa, mientras que el mercado interno no tiene suficiente
surtido, porque ha quedado claro que no todo puede reemplazarse con mercancía
de fabricación local. Esto ha suscitado
desempleo y el menor crecimiento trimestral en los últimos cuatro años.
Entretanto,
el gobierno habla de evasión, cuando el empresariado apoya sancionar a los que
cometen delitos tributarios, para evitar la competencia desleal. Además, el presidente ha aclarado que las
empresas familiares deben ser parte de la redistribución de capital, a pesar de
que son mayoría en el país y eso no generaría mayor productividad.
Los temas
económicos siguen siendo tratados desde el punto de vista marxista, cuando los
malos resultados están a la vista. Ese
enfoque ha hecho perder la confianza de los inversionistas locales, quienes
dejaron de reinvertir en las empresas en marcha.
Con este
clima de negocios, el país tampoco atrae capitales extranjeros, porque como me
dijo una agregada comercial europea: “nadie invierte en un país que está en plena
revolución”. Un país se desarrolla con
un verdadero dialogo entre todos los actores. No con imposiciones comunistas, ni con ataques
al libre comercio.
Es oportuno recordar una frase de Friedrick Von Hayek, premio Nobel en economía: “si los comunistas entendieran de economía, no fueran
comunistas”.
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