EL PRECIO DE LA BOTELLA
Partiendo de la premisa
equivocada de que la bonanza petrolera nunca iba a terminar, la Constitución
del Ecuador, permite la inversión del sector privado por excepción. Está diseñada para que todo sea administrado
con los recursos del sector público. Asimismo,
el Estado se ha inmiscuido progresivamente en las actividades privadas mediante
normas que obligan a las empresas a administrarse de una manera contraria a los
principios de libre mercado; infringiendo derechos de privacidad y llegando
hasta la expropiación indirecta.
Al gobierno no le alcanzaba el
dinero cuando el precio del petróleo estaba en ochenta dólares. Peor ahora, que el precio ha disminuido y el
gasto público ha incrementado hasta el 44 % del PIB. En los últimos ocho años, los sueldos del
sector público subieron desde tres mil millones hasta nueve mil millones de
dólares. El endeudamiento público subió
en 18.500 millones de dólares desde el 2009 hasta el 2014. Si el precio del petróleo se hubiera
mantenido en ochenta dólares, igual sufriríamos un desfase económico. Es como cuando una persona deja de generar
los ingresos suficientes por pelearse con sus clientes y cree que la solución
es endeudarse con la tarjeta de crédito, cuando el remedio es vender más y
reducir los gastos. Eventualmente esa persona
no podrá pagar sus deudas y el banco irá tras ella.
Nadie puede gastar más de lo
que le ingresa. Incluyendo al
Estado. No confundamos las causas con
las consecuencias. El precio del
petróleo es un factor, pero lo que ha fracasado es el modelo económico del
socialismo del siglo veintiuno. En dolarización hay que trabajar en la
productividad, pero el marco jurídico ecuatoriano es estatista y se sustenta en
una economía dirigida, obstruyendo la competitividad y la innovación.
El oficialismo ha hecho todo
lo posible por ahuyentar la inversión privada con su discurso ofensivo y
contribuyendo a la inseguridad jurídica.
Eso significa menos dinero dentro del Ecuador y más en otros países de
la región. Es necesario que ingresen más
dólares a la economía. Ese objetivo no
se logra comprando menos, sino vendiendo más al mundo. Es vital firmar más acuerdos de libre
comercio para ampliar los mercados a los que les podemos vender y concentrarnos
en mantener los vigentes. Ofrecer
verdaderos incentivos a los inversionistas.
Existen pocos consumidores en el Ecuador. Es necesario hacer crecer el mercado
facilitando las exportaciones y afianzando la dolarización, no maltratándola.
El Estado ha optado por la vía
del endeudamiento agresivo. Frase
setentera que recuerda el fracasado modelo de la sustitución de las
importaciones, que hoy aspiran implantar
nuevamente. Como dice un amigo, la
economía no anda bien cuando el precio de una botella de whisky es más alto que
el de un barril de petróleo.
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