LA INQUISICIÓN DE LOS MORALMENTE SUPERIORES

El lunes 2 de abril el diario Extra tuvo que disculparse para dar cumplimiento a la resolución de la Superintendencia de Información y Comunicación (SUPERCOM) en la que se impuso la “disculpa pública por el tratamiento sexista estereotipado que a través de la sección Lunes Sexy se da a la mujer” como consecuencia de la queja de la asambleísta Soledad Buendía, asambleísta por Pichincha de Alianza País.  Lo curioso es que la modelo colombiana Claudia Hurtado, cuya fotografía  apareció en la mencionada sección del periódico dijo “sentirse honrada por aparecer en la portada de Extra”.  Es decir, no se siente ofendida, sino lo contrario.    El diario desconoce a quién le ofreció las disculpas.

El 9 de abril de 2014, Alfredo Pinoargote, presentador de Ecuavisa, también debió disculparse por un llamado de atención de la SUPERCOM a raíz de la denuncia de otra legisladora oficialista: Alexandra Ocles; quien juzgó que el entrevistador había usado expresiones discriminatorias contra los gays y los afroecuatorianos, justo cuando lo que trataba de explicar que la libertad de expresión estaba siendo restringida bajo el paraguas de la polémica Ley de Comunicación vigente.  Pinoargote cerró sus disculpas con un poema del esmeraldeño Nelson Estupiñán Bass, quien escribió unos versos dedicados al orgullo de ser negro:

Negro, negro, renegrido, 
negro hermano del carbón,
negro de negros nacido,
negro ayer, mañana y hoy.
Algunos creen insultarme
gritándome mi color,
mas yo mismo lo pregono
con orgullo frente al sol:
negro he sido, negro soy,
negro vengo, negro voy,
negro bien negro nací, 
negro, negro he de vivir
y como negro morir.

"Ese es el orgullo que exalta Nelson Estupiñán Bass en los esmeraldeños de raza negra, tierra esmeraldeña donde nací y crecí, sin ningún prejuicio racial", concluyó Pinoargote.  Ojalá no censuren esta poesía, recordando que el derecho a opinar y expresar el pensamiento libremente y en todas sus formas y manifestaciones está protegido por nuestra Constitución, así como en el artículo 19 de la declaración universal de los derechos humanos.  Un grupo no puede tener la potestad de decidir lo que podemos leer, observar y escuchar.  Eso es coartar nuestra libertad.  Cada persona es capaz de determinar lo que le conviene.

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