EL PUERTO DE GUAYAQUIL


El tema del puerto de Guayaquil no ha sido solucionado.  Los guayaquileños debemos mantenernos vigilantes, porque el ataque sufrido revela egoísmo, basado en un estudio realizado por la consultora española INECO para el Ministerio de Transporte y Obras Públicas, en el que se trata de asimilar la realidad española a la ecuatoriana.  Al leer el estudio de INECO, uno se percata que no existen cifras, sino apreciaciones subjetivas de una planificación centralista que se fundamenta en lo que les parece, mas no en la realidad comercial.  Los barcos atracan en los puertos donde pueden descargar y llevarse mercadería.  No navegan hacia lugares desde donde zarpan vacíos hacia el mar.  El calado de un puerto es importante, siempre y cuando arriben embarcaciones que requieran mayor profundidad que la que actualmente tiene el puerto de Guayaquil.  Y los hechos demuestran que los pospanamax de los que hablaba el gobierno, no atracan en Guayaquil porque son demasiados grandes y no existen suficientes contenedores para llevarse desde el Ecuador.

El estudio de movilidad de INECO determina que dragar el puerto de Guayaquil costaría mil millones de dólares.  Diez veces más que lo que realmente cuesta.  Y sugieren construir un nuevo puerto en Chanduy.  Un lugar que ofrece retos de navegación y tiene la mayor cantidad de naufragios de la costa ecuatoriana.  En el que habría que invertir mucho más que mil millones de dólares para construir el puerto partiendo de cero; en un sitio donde no existe la mano de obra especializada, por lo que tendría que venir desde Guayaquil con el consiguiente costo adicional, además de causar desempleo directo e indirecto de unas 4.800 personas que viven en la ciudad.

La situación geográfica de Guayaquil hace que sea un lugar de transferencia comercial.  Llevar contenedores a Chanduy significaría una recarga en el costo final de la mercadería por concepto del transporte terrestre.  La construcción del puerto en Chanduy se financiaría con nuestros recursos, vía impuestos.  Dragar el canal del puerto de Guayaquil, se solventaría con tasas cobradas a las empresas navieras.  Pero entre las dos opciones, la construcción de un nuevo puerto en Chanduy, sería la más onerosa, porque tendríamos que pagarla los contribuyentes.

Guayaquil no se opone a la construcción de nuevos puertos.  Nos gusta competir.  Pero no aceptaremos que por decreto se intente gobernar inobservando la realidad comercial e histórica de la ciudad.  Hace muchos años atrás perdimos el título de puerto fluvial, cuando se clausuraron los 24 muelles de carga y pasajeros de mi niñez en el río Guayas.  Hoy se construye un puente hacia la isla Santay que no permitirá a la bricbarca Guayas atracar en el río que honra con su nombre.  Pequeñeces del centralismo, que no mira el país como un todo.  Si lo hiciera, la historia del Ecuador estaría destinada a la grandeza.

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