SUMAK KAWSAY

Varios pueblos indígenas viven en el Yasuní vinculados con la naturaleza e ignorando la cultura del consumismo.  Civilizaciones diferentes a la nuestra, atropelladas por la industria petrolera estatal desde la década de los sesentas.  Los Waorani han habitado el Yasuní durante siglos.  Existen aproximadamente 3.000 Waorani que viven mayoritariamente en sus tierras ancestrales, situadas entre los ríos Curaray y Napo.  Son cazadores y recolectores semi nómadas.  Necesitan un amplio territorio para desarrollar su medio de vida tradicional.  Sus tierras solían extenderse más de 2.000.000 de hectáreas, pero en la actualidad solamente cuentan con algo más de 612.560 hectáreas irrespetadas.

Están los pueblos en aislamiento voluntario que conforman asentamientos itinerantes.  Los Tagaeri y Taromenane, cuentan con una serie de medidas de protección nacionales e internacionales (normas cautelares de la CIDH; políticas nacionales de protección; reconocimiento de la Constitución de sus derechos especiales).  El pueblo Tagaeri se separó del Waorani en 1968 cuando decidieron rechazar la colonización como consecuencia del daño a su hábitat causado por las compañías que concesiona el gobierno para la explotación de recursos naturales.  Espantados por los fantasmas de la muerte, huyeron a lo más profundo de los bosques para vivir en aislamiento.  Junto a los Taromenane constituyen las dos últimas comunidades indígenas que viven en aislamiento voluntario en Ecuador.  El origen de los Taromenane es desconocido, pero se cree que de alguna manera están emparentados con el pueblo Waorani.
 
Los Kichwa son descendientes de los antiguos habitantes de la región: los Quifkos, Záparas, Omaguas, Achuar y Siona.  En la comunidad Kichwa hay otro subgrupos.  Los Kichwa amazónicos son también conocidos como Naporunas, que significa "pueblo del río Napo"en su lengua tradicional.  Fueron los primeros indígenas de la Amazonía en ser sometidos al cristianismo, a través de los Dominicos y Jesuitas.  Ocupan un territorio aproximado de 340.953 hectáreas.  De acuerdo con las creencias de los Kichwa, el padre (río Napo) fertiliza a la madre (la tierra) para asegurar la abundancia.  Su población aproximada es de 20.000 personas.
 
El origen exacto de la cultura Shuar se ha perdido en el tiempo.  Los Shuar asentados en el Yasuní no son originarios de esa zona, sino que se trasladaron allí a finales de 1980 desde el sur del Ecuador.  Los Shuar son conocidos por practicar tzantz, una antigua costumbre que consistía en reducir las cabezas de sus enemigos.  Tienen una población aproximada de mil personas.  Están ubicados en los alrededores de la vía Auca.
 
Pregonamos soberanía y altivez, pero estamos decididos a erradicar la cultura de grupos étnicos que necesitan la selva para sobrevivir.  Violentarlos como los españoles hicieron siglos atrás.  El pretexto es la eliminación de la pobreza.  Cuando la solución sería reducir y optimizar los gastos de un Estado obeso.  Las acciones que quiere implementar el gobierno ofenden los derechos constitucionales de los pueblos indígenas y de la naturaleza, que al final, es lo mismo.  Implican infringir la posesión ancestral ireductible para extraer petróleo.  Ambas violaciones expresamente prohibidas por la Carta Magna y tipificadas como delito penal de etnocidio.  El Yasuní debe quedar como pulmón del mundo, para que el turismo conozca lo que nuestro planeta debería ser. 

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