EL ENGAÑO
Somos diferentes. Unos disfrutamos del aire acondicionado y otros,
el ventilador. Algunos gozan conduciendo
vehículos considerados de lujo y varios prefieren caminar. Cada individuo es un mundo distinto. Con diversas ideas, costumbres y paradigmas. Todas las posiciones son respetables. Cuando una religión o una declaración se refieren
a que todos somos iguales, aluden a nuestros derechos como seres humanos. No a que todos debemos pensar igual o poseer similar
cantidad de bienes y servicios de la misma calidad. No es correcto que se aspire hacer sentir
culpable a alguien que compra un bien catalogado como suntuario por otra
persona, a pesar de que esa transacción no afecta los derechos de los demás y
fomenta el comercio.
Cuando un gobierno determina
los bienes que debemos comprar y la información que podemos recibir, está
imponiendo el criterio de las personas que conforman ese gobierno. No se puede alegar mayoría para coartar las
libertades individuales de los habitantes de un país. Es injustificable que si a una persona le
parece equivocado que otra se compre un perfume o un televisor, se encarezca el
precio de esos productos elevando aranceles.
O que se implemente un impuesto a la salida de divisas, que finalmente
terminamos pagando todos porque es cargado al precio final de los productos que
compramos. En el caso Duzac, no cobraron
ese impuesto en la transferencia realizada al exterior. Y eso es lo que fastidia. El discurso mentiroso. Si los funcionarios practicaran lo que
predican, sería una posición respetable.
Pero no es así y el pueblo lo percibe.
Solamente es un medio para justificar el fin. Las limitaciones a nuestras libertades son
pretextos para subir los impuestos. Para
que el gobierno continúe la dilapidación de los recursos que ha alcanzado un
record histórico, asegurando clientelismo electoral y corrupción, que en la
mayoría de los casos, no se castiga. El
país no requiere más gasto en propaganda gubernamental. Solicita acuerdos comerciales y fomento a la
producción. Generación de verdaderos
empleos. No queremos más burocracia
innecesaria financiada con el dinero que tributamos. Necesitamos que se conforme una oposición
sólida con ideas nuevas que represente a los diversos sectores que defienden la
libertad, como último recurso para proteger a los ciudadanos que ya no pueden
interponer sus quejas ante una mayoría de instituciones controladas por el
régimen. Es el Presidente quien se
encuentra en la posición de impulsar el desarrollo y felicidad del país. Ostenta liderazgo político y ya no tiene que
hacer campaña para la reelección. Podría
pasar a la historia como el mejor Presidente.
Es cuestión de decisión.
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