¿ENCUBRIDORES O AFÁN DE FIGURAR?
En las últimas semanas hemos
escuchado frases como “que se queden con sus preferencias arancelarias” y
“nuestra soberanía no está en venta”, después de que el editorial del influyente
The Washington Post predijo secuelas económicas negativas para el Ecuador tras
el asilo diplomático otorgado por Ecuador a Julian Assange y mientras los
empresarios ecuatorianos manifestaron su preocupación ante la posibilidad de
que el Congreso de los Estados Unidos niegue el próximo año la extensión de las
preferencias arancelarias andinas por el mismo motivo.
Frases dignas de un
adolescente socialista que no acepta la forma en la que funciona el mundo. La realidad es que Estados Unidos es nuestro
principal socio comercial. Cualquier administrador sabe que a los clientes debe
tratárselos con delicadeza y más a los importantes. Nuestra relación comercial con ese país
mantiene 400.000 empleos y compra un tercio de las exportaciones
ecuatorianas. Las personas no comemos
con soberanía, definida en el diccionario de la RAE como la
autoridad suprema del poder público; orgullo, soberbia y altivez. No hubo soberanía, ni altivez cuando firmamos
todo lo que Irán y China nos impusieron.
Lo que habría que
preguntarse es si esta lección de “ética y capacitación en derechos humanos” que
pretendemos dar al mundo sobre el caso Assange, beneficia o perjudica a los
ecuatorianos. Porque un presidente se
elige para favorecer el bienestar de sus
ciudadanos. La diplomacia ecuatoriana no
tiene la razón en lo actuado. El asilo
es aquella garantía de los derechos humanos consistente en la protección que un
Estado presta a los extranjeros que hayan penetrado en su territorio para huir
de la persecución política o de las condiciones económicas o medioambientales
de su país de origen. Assange es
perseguido por la justicia ordinaria sueca para que responda por delitos
comunes. Australia, su país de origen,
no le otorgó asilo porque esa figura jurídica no aplica. Pero Ecuador, país digno y soberano, sí se lo
concedió. Juzgue usted si no estamos
desempeñado el papel de encubridores.
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