RADARES CHINOS
La primavera árabe consagró a las redes sociales y a la Web como instrumentos de movilización y difusión de información. Ya no es posible que los gobiernos supongan que pueden manejar información confidencial. Decir la verdad se ha convertido en un acto revolucionario. Los Cablegates y el vídeo de Asesinato Colateral (Collateral Murder) filtrados por WikiLeaks expusieron otra lección: publicar material escandaloso combinado con un toque de relaciones públicas son suficientes para saltar a la fama. Jay Rosen, un escritor que enseña en la Universidad de New York, declaró a The New York Times que a "WikiLeaks no le interesa la batalla entre los medios antiguos y nuevos. Su meta es hacer público lo que ellos piensan que debe hacerse público. Aprenden con cada nueva publicación sobre cómo tener el mayor impacto". No se sabe si las revelaciones de WikiLeaks afectarán al gobierno de los Estados Unidos. Pareciera ser solamente un tema de opinión pública, aunque las sociedades deberíamos tener el derecho a conocer la verdad sin que los gobiernos persigan a los denunciantes de los delitos.
En ese contexto, el fundador de WikiLeaks, Julian Assange, presentó una entrevista que hiciera al presidente Rafael Correa a través de una videoconferencia para su programa televisivo "The World Tomorrow" (El mundo mañana). Actuando conforme a su idea de entrevistar a radicales. En esa conversación, Correa declaró ingeniosamente que Ecuador permitiría establecer una base americana en nuestro país, siempre y cuando nos autoricen a instalar una base ecuatoriana en Miami. Lo que no comentó fue que cuando tuvimos la base americana en Manta, se detectaban todas las naves que operaban ilegalmente en territorio ecuatoriano. Hoy pareciera que los radares chinos no captan ciertas cosas. En ese lapso, el narcotráfico ha crecido sustancialmente. La entrevista contribuyó al engaño universal.
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