IGUALITARISMO
Cuando nos preguntamos si los médicos, profesores o cualquier persona que trabaje en la administración pública es mejor remunerada por ser más productiva, nos encontraremos con una respuesta negativa. En el sector privado los profesionales más competitivos son recompensados por su desempeño superior, mientras que en el sector público solamente se toma en consideración cuántas horas, días o años el servidor ha asistido a trabajar. Sin incentivos, las personas se cambiarán de trabajo o se convertirán en funcionarios improductivos. Solamente se quedarán los empleados dedicados a observar los relojes y calendarios. El sistema de remunerar a las personas según el orden de llegada es perverso. Alienta la improductividad.
Por eso no funciona el comunismo. Si bien es cierto, todos tenemos derechos y almas humanas, no todos somos iguales. Tenemos diferentes capacidades, actitudes y aptitudes que la vida nos ha entregado. Son generalmente los mediocres, quienes a lo largo de la historia han intentado imponernos sistemas políticos igualitarios que garanticen la infelicidad de la sociedad, mientras ellos tratan de gobernarnos con mano férrea en su afán de conservar el poder. Lo ideal son sistemas socioeconómicos que fomenten la producción individual y protejan a los desvalidos.
Comentarios
Publicar un comentario