LA LEY DEL EMBUDO
En el referéndum del 7 de mayo del 2011, el presidente Correa pidió a sus votantes confiar en él para "meter mano" en la justicia. Como resultado de aquello se disolvió el pleno del Consejo de la Judicatura. Se creó un Consejo de la Judicatura de Transición, conformado por tres delegados designados y sus respectivos alternos: uno por el Presidente de la República, otro por el Poder Legislativo y otro por la Función de Transparencia y Control Social. En la práctica, controlados por la Función Ejecutiva. Desde entonces, el Consejo de la Judicatura transitorio ejerce sus funciones por un periodo improrrogable de 18 meses y dejó sin efecto el concurso de méritos y oposición que llevaba a cabo el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social para la designación de los nuevos vocales del Consejo de la Judicatura.
Como consecuencia, hemos sido testigos de actos jurídicos inverosímiles como los fallos contra El Universo y sus directivos; cualquier hecho relacionado con el 30 de septiembre y la acción de protección para evitar la ubicación del monumento a León Febres Cordero en el barrio Las Peñas de Guayaquil. La Fiscalía tampoco ha actuado a pesar de informes de la Contraloría que determinan indicios de responsabilidad penal en la adjudicación de contratos públicos; en las denuncias de corrupción de las comisarías adscritas a la Gobernación del Guayas; en las denuncias contra el Fiscal de Durán, padre de un vocal del Consejo de la Judicatura en transición, por supuesta interferencia en dictámenes judiciales; o, en el vergonzoso incidente de la narcovalija, que involucra a la Cancillería ecuatoriana y cuya captura seguramente responde a una secuencia de otros envíos investigados previamente por la policía ecuatoriana.
Es evidente la influencia directa que ejercen personeros del poder ejecutivo sobre jueces que pugnan en convertirse en titulares. El Gobierno se ha convertido en juez y parte. Impulsa causas como acusador y simultáneamente intenta vendernos la idea de reformas integrales a la justicia. La Función Judicial debe mantenerse independiente. La cultura occidental conoce esa fórmula desde hace más de dos mil años. Por eso la reforma de la revolución ciudadana fracasó desde el comienzo. Debemos comenzar desde cero. Aunque ciertos dioses paganos se crean con derecho de administrar su justicia.
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