OBSESIÓN POR LA ASAMBLEA
Su Majestad amenazó nuevamente con la muerte cruzada. La facultad constitucional que tiene el poder Ejecutivo para disolver la Asamblea, convocar a elecciones presidenciales y legislativas, mientras permanece solitario gobernando mediante decretos-leyes expedidos por él. Solamente porque ya no detenta una mayoría sumisa que le permita controlar la Asamblea. La posibilidad del disentimiento sobre la que se fundamenta cualquier democracia se ha convertido en algo insoportable para alguien que dirige las demás Funciones del Estado.
Dominar la Asamblea es la nueva obsesión. Y para eso, nos confirmó en su penúltimo enlace que no es pecado negociar votos para conseguir dignidades. Validando aquella mala practica que era común en la partidocracia. Una nación debería regirse por ideas y principios, no por el comercio de votos. Mientras el gobierno se desgastaba tratando de obtener cargos en la Asamblea, se evade el combate a la pobreza. La población recibe dádivas, mas no soluciones. El elevado precio del petróleo sustenta el ingente gasto público y fomenta el espejismo de que el socialismo del siglo veintiuno es un modelo económico exitoso. Ningún gobierno del pasado tuvo un precio del petróleo como el vigente, ni se ha endeudado tanto. El problema surgirá cuando el precio caiga y se desplome el castillo de naipes.
Pero en el camino se van eliminando libertades. Se diseñan figuras jurídicas como las renuncias obligatorias de los servidores del sector público. Un contrasentido. Los medios de comunicación se incautan, pero no se venden. Y lo más grave, se usan esos medios para difundir la posición oficial. Se sentencia a El Universo C.A. y sus directivos, vulnerando legislación penal. Se infringe la Constitución y el artículo 13 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos acerca de la Libertad de Pensamiento y Expresión. Hacen todo lo necesario para amedrentar a los ecuatorianos. Pero al final, son los gobiernos quienes deben temer a sus mandantes.
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