EL SUELDO
Si bien es cierto, la presión tributaria crece como
consecuencia de que permitimos que el socialismo construya un Estado demasiado
grande en relación al PIB, cometemos un error cada vez que pedimos que reduzcan
el sueldo a los funcionarios públicos que tienen responsabilidades
trascendentes.
Desde el punto de vista estratégico, lo acertado es lo
contrario. El Estado requiere talentos probados
que lo puedan reestructurar, convirtiéndolo en una organización más pequeña y
eficiente. Por ejemplo: es inconveniente que existan unidades completas de
trabajo con financieros, gerentes, contraloría, etcétera, en cada uno de los
lugares donde opera cada institución pública, cuando solamente debería a haber
un grupo de mandos altos con esas responsabilidades en una sede que controle
las operaciones macro de todas las sucursales ubicadas en los diferentes
cantones.
Para poder conquistar a ese tipo de talentos honrados,
se deben ofrecer sueldos competitivos, que permitan que las personas de
cualquier provincia puedan vivir en Quito, mientras mantienen a sus familias en
su ciudad de origen, por ser puestos temporales.
Al que va a robar, no le interesa el salario de
servidor público. Esta dispuesto a no
cobrar, pero terminamos pagando más como consecuencia de la corrupción. Según datos del BID, el dinero perdido por la
corrupción del Gobierno pasado fue de 70.000 millones de dólares.
A veces sentimos que ciertos puestos públicos son
ocupados por inexpertos o personas que se deslumbran por el poder y se olvidan
de cumplir con objetivos que beneficien al sector público y a los
contribuyentes. Es mejor contratar
profesionales experimentados con mejores remuneraciones. La sociedad civil se va a ahorrar los perjuicios
que causen aquellos que vayan a trabajar al sector público para cometer delitos
penales contra la eficiencia de la administración pública.
Siempre se ha separado el ámbito de la mente en tres
componentes: información, conocimiento y sabiduría. En la época de Internet nos enfocamos en el
reino de la información. Requerimos
funcionarios que tengan los tres componentes.
Estamos llenos de funcionarios que se dedican a googlear para elaborar
su estrategia o que creen que una serie de maestrías y PhDs los hacen mejores
que los que ejecutan con sentido común.
La reestructura tiene que venir desde el fondo, o este
hermano dilapidador que es el Estado, siempre nos seguirá pidiendo más. Hasta eso, conviviremos con este monstruo de
siete cabezas que se nutre de la tramitología que beneficia a unos pocos y nos
encarece la vida a los demás.
Comentarios
Publicar un comentario