GALÁPAGOS
Conversaba con un amigo en Puerto Ayora a finales de
diciembre. Se dedica a la pesca
profesional en los lugares autorizados y respeta las regulaciones del parque
nacional. Me comentó que se había
comprado un bote más grande. Lo había
financiado con un crédito.
Tramitó su matrícula en la capitanía del puerto, pero
le dieron el mismo número que le habían otorgado a otras dos embarcaciones. Reclamó y le dijeron que tenía que repetir el
trámite. Perdió el dinero que vale el
proceso e invirtió más para que le den un nuevo número, a pesar que el error no
fue suyo. Son los costos de ser formal
en Ecuador.
La nave estaba lista desde principios de
diciembre. Hasta que me fui en los
primeros días de enero, no pudo zarpar porque le faltaba la matrícula. No estaba generando ingresos. Solamente gastos, mientras pagaba su deuda
con el banco.
Sin embargo, le había llegado una notificación del
SRI. Le exigieron pagar el anticipo de
impuesto a la renta. No había generado renta,
pero se lo calcularon en base al ejercicio del 2017. Mi amigo tuvo
que pagar cientos de dólares al SRI y el casco todavía no rozaba el mar.
Es la historia del empresario. En este caso: Galápagos, pero es similar en
cualquier otro lugar del país. Cualquier
emprendedor se siente identificado con este relato.
Mi amigo pescador reflexionó: “las personas
productivas trabajamos para mantener a funcionarios públicos improductivos”,
que ya nos dijeron durante la aprobación de la proforma que iban a reducir el
gasto de inversión.
Ese pensamiento me hace sentir esclavo de la
burocracia, porque si mi amigo está en lo correcto, no tendría sentido que el
Estado exista solamente para obligarnos a pagarle sueldos a personas que no
pueden trabajar en el sector privado, ni presupuesto para hacer obra pública
que beneficie a los contribuyentes.
Galápagos vive una realidad ecuatoriana agravada. Es un lugar donde una sandía cuesta quince
dólares, cuando en Guayaquil cuesta dos.
El oligopolio protegido de la transportación marítima entre el
continente y el archipiélago les resta competitividad a los comerciantes. Hace que sea un destino turístico más caro de
lo que debería ser. Importar las cosas
desde Panamá saldría más económico que en las condiciones actuales.
Visito las islas desde hace treinta y cinco años. He visto los cambios. Cada vez más políticos y personas alejadas de
la ciencia y el turismo han administrado esta provincia con resultados
deficientes en todos los aspectos.
La flota china continua pescando en las aguas
internacionales que rodean este parque nacional. La reducción de la fauna marina se nota
cuando se bucea. Lo que están haciendo
los chinos es como para que la Armada salga a dispararles.
Comentarios
Publicar un comentario