EL PERÚ DE VARGAS LLOSA
Hace veintiocho años Mario Vargas Llosa perdió las elecciones
presidenciales, pero se ejecutó su plan de gobierno. Así es como Perú pasa de ser un país con
hiperinflación y elevado porcentaje de desempleo, a convertirse en la segunda
economía de América Latina, después de Chile, con mayor crecimiento del PIB per
cápita desde el año 1990.
Fujimori y los presidentes subsiguientes solamente continuaron
con el plan. El Perú se ha institucionalizado
hasta el punto que es probable que la mayoría ignore quién es el presidente.
Perú se integró con el mundo. Tiene una red de tratados de libre comercio
que lo vinculan con las principales economías.
Marcan la cancha. Eso hace que no
puedan realizar reformas económicas internas opuestas a los tratados. Así se evita la incertidumbre y surge la
confianza que permite al inversionista planificar a largo plazo.
Gracias a eso, el Perú cambió su conducta
comercial. Tradicionalmente, su principal
comprador había sido los Estados Unidos.
Hoy, el principal cliente es China, luego Estados Unidos y después
Chile El primer inversionista es España
(energía y telefonía) y el segundo es Gran Bretaña (minería).
La agricultura peruana renació con el libre
comercio. Actualmente es un país
agroexportador importante. Se da el lujo
de competir con Ecuador en banano orgánico.
Es el principal productor del mundo de arándanos y aguacate (palta hass),
cuando esas frutas no existían hace una década en su territorio. También es el segundo productor de paprika
del planeta, un condimento que ese país no elaboraba hasta hace veinte
años. Lo que sembraba antes de los
tratados era caña de azúcar y algodón.
Los tratados también modificaron el patrón de
producción. Actualmente hay una
agroindustria intensiva en capital con riego tecnificado en medio de una
geografía costeña desértica. En Israel
llueve más y sus técnicas no sirven en Perú, por lo que utilizan tecnología de
riego californiana.
Los tratados comerciales trajeron seguridad jurídica a
los inversionistas, a través de mecanismos justos para la resolución de
conflictos, como el arbitraje internacional.
Algo que al Ecuador no le gusta, pero debe superar para prosperar.
Ninguna de las innovaciones peruanas fueron inventos
de funcionarios públicos. El plan
económico de Vargas Llosa marcó la cancha para que los emprendedores puedan
crear negocios en libertad.
El Perú ha facilitado el libre comercio porque el
arancel promedio es el 2%. El del
Ecuador es el 12 %.
Tampoco existen empresas públicas que pierdan dinero.
Los ahorros de los jubilados se realizan a través de
las administradoras de fondos de pensiones, generando ahorro nacional y empleo.
Con un norte definido no dependeremos de los precios
de las materias primas o de unos pocos productos, como le ocurrió al gobierno
ecuatoriano anterior con la lotería petrolera, pilar fundamental de actos de
corrupción que no mejoraron la calidad de vida de los electores. Apliquemos
el pragmatismo sobre el dogma y a todos nos irá bien.
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