COMIENDO MOTE
Desde el tres de diciembre
del año pasado, la Cámara de Comercio de Guayaquil aspiraba convertirse en
puente para poder ayudar a sus agremiados a superar las consecuencias de la
Resoluciones 002 y 116 del COMEX. La idea era asesorar a los importadores en los
trámites para obtener certificados INEN e identificar un ente internacional reconocido
por el Organismo Ecuatoriano de Acreditación (OAE) que evalúe los productos
importados. Todas estas gestiones fracasaron,
porque es imposible para los importadores culminar con éxito los trámites
impuestos por la nueva normativa, que exigen la presencia del representante
legal de las empresas, haciéndolos desviar de su misión principal: vender para
sobrevivir.
El Ministerio de Industrias
y Producción motivó la firma de acuerdos con los importadores para lograr una
reducción “voluntaria” de las importaciones, a cambio de flexibilizar las
exigencias contempladas en los reglamentos técnicos (reformas), sin que ese
objetivo se haya materializado. Estos
convenios no son públicos, generales, ni uniformes. Dependen de la discrecionalidad de
funcionarios públicos, lo cual no es conveniente, por decir lo menos. Además si alguien tenía mercadería en
trayecto o en puerto el 3 de diciembre, firmará cualquier convenio con tal de
no perder más dinero por la imposibilidad de desaduanizarla ante las
restricciones vigentes. En otras
palabras, el importador firma por desesperación.
Las reformas no diferencian
los productos importados de las materias primas y bienes de capital necesarios
para fabricar en el Ecuador. Toda
fabricación implica importación. Pero el
resultado es que no se puede importar ninguna de las dos cosas. Los empresarios simplemente quieren conocer
si en el Ecuador ya no se puede importar, con el fin de reinventarse o comenzar
a despedir empleados. Están agotados de
la tramitología sin fin, en la que los únicos beneficiarios son los que venden
pijamas en Quito.
Mientras tanto ya se han
reducido las recaudaciones por impuestos por la falta de movimiento comercial,
perjudicando al Estado y sus inversiones sociales. Según el Servicio Nacional de Aduanas del
Ecuador, las importaciones no petroleras de enero del 2014 se redujeron en 185 millones
de dólares comparadas con las del mes de enero del 2013. El gobierno debería trabajar con todos los
sectores de la sociedad que intentan buscar soluciones que beneficien al país. No es correcto que si los gremios denuncian
que algo no funciona, se reaccione con injurias. Sería mejor manejarnos con argumentos técnicos. Todos queremos que el Ecuador fabrique
competitivamente, pero no existen medidas que fomenten la competitividad de
nuestros productos en los mercados internacionales. Dinamarca exporta insulina. Suiza: chocolates y relojes. Alemania: maquinaria. El gobierno de Ecuador quiere fabricar y exportar
de todo, mientras ahuyenta la inversión privada con sanciones como la aplicada
a Claro por la Superintendencia de Control de Poder de Mercado. Los países como
el nuestro, se especializan, pero el SENPLADES planifica un desarrollo etéreo
en el que nos obligan a comer mote, cuando algunos comemos verde. En definitiva no ofrecen remedios a las
consecuencias negativas generadas por las reformas del COMEX. Seguramente el Presidente se encuentra mal
informado.
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