CASTILLO DE SUEÑOS

El modelo del gasto público como soporte de la economía fracasa cuando el precio del petróleo cae y existe exageración en los egresos fiscales.  Analicemos ambos factores.  Lo primero es preguntarse por qué el Estado tiene el monopolio del petróleo.  Las funciones de un gobierno deberían limitarse a proteger la vida y la propiedad de los ciudadanos, pero en nuestro país tenemos una burocracia obesa conformada por tal cantidad de ministerios e instituciones que ya nadie conoce cuántos son o a qué se dedican.  Este crecimiento desmesurado se fundamenta en que el gobierno, se siente motor de la economía y por lo tanto, obligado a dar empleo.  Pero la burocracia no genera ingresos.  Se mantiene por las rentas petroleras y por los tributos que pagamos los que producimos.


Cuando el precio del petróleo es alto, el gasto público puede sustentarse.  Pero cuando el precio cae por exceso de oferta, el castillo de sueños se derrumba.  Y si le agregamos el incremento de las importaciones de los derivados de petróleo necesarios para fabricar gasolina y diésel, que se venden con precios subsidiados, se produce un saldo negativo que ha venido aumentando en más de un cien por ciento desde el ejercicio del año 2012.  ¿Culpables?: las refinerías de Petroecuador, que son deficitarias en la producción de los derivados demandados por  el mercado local. Es decir, los gobiernos, que no deberían administrar el petróleo, han sido ineficientes en solucionar el inconveniente de la producción de derivados para evitar su importación. La balanza comercial es negativa como consecuencia de esto, no por las importaciones del empresariado o del ciudadano común.   Cuando se realiza una importación, el importador paga al proveedor extranjero y los aranceles estatales.  Es imposible generar un déficit.  Y si esa importación es para vender o para producir, además se produce una utilidad.  Hoy el gobierno se ve ante la disyuntiva de eliminar los subsidios a los combustibles o restringir las importaciones atentando contra el libre comercio.  Se decidió por lo segundo.  Esperemos que no haya desabastecimiento, que se eliminen estas barreras no arancelarias, se fomenten las exportaciones y se  logre atraer a la inversión extranjera.  Con las políticas correctas, será el sector privado quien rescate al gobierno, porque el modelo actual es inviable.

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